Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Invasión y guerra

07/03/2022

Desde que el mundo es mundo todas las guerras han tenido causas y efectos; empiezan por algún motivo y persiguen algún objetivo. Sin embargo, lo que está ocurriendo estos días en Ucrania, al lado mismo de la Unión Europea a la que pertenecemos, no es propiamente una guerra; es una invasión, que es otra cosa. No se trata de dos o más países que llegan a un enfrentamiento militar como consecuencia de un determinado conflicto previo; se trata de un intento unilateral de ocupación del territorio de un país por otro país. Y, si es así, como tal hay que tratarlo, como una agresión de la que derivan riesgos y efectos negativos muy diversos.

Hago esta distinción a raíz de la cuestión que se ha suscitado aquí a propósito de la estrategia a seguir y, en última instancia, de la posición del Gobierno y de la decisión de enviar al país invadido, Ucrania, un determinado armamento de naturaleza principalmente defensiva, a fin de que pueda usarlo en su resistencia contra el invasor. Hoy por hoy, Ucrania no es un país de la OTAN, ni de la Unión Europea, por lo que no hay obligación expresa de efectuar una intervención militar directa, como ocurriría si un país aliado resultara agredido. Siendo así, de lo que se trata es de proporcionar al país objeto de la invasión medios para que el mismo se defienda, estando, como está, en una situación de evidente desigualdad, y convencidos de que, si Ucrania hubiera pertenecido a la OTAN o a la Unión Europea, tal vez la invasión no se hubiera producido.

Por supuesto que la vía diplomática, en lo que supone de apostar por el diálogo y la negociación, es siempre preferible a la vía del enfrentamiento militar, y debe estar siempre abierta por si en algún momento hay condiciones para regresar a ella. Pero esa opción ya se intentó sin resultados, como bien se aprecia. Seguir invocándola cuando la invasión ya es un hecho, no deja de ser un buen deseo, sin efectividad. Tiene más sentido aplicar la vía económica de bloqueo financiero del invasor, al menos hasta que compruebe que no puede mantener la invasión sin elevados costos, porque si percibe que sostener militarmente la invasión se le hace económicamente insostenible, tal vez termine aceptando reabrir una vía diplomática que permita resolver el conflicto.

Mientras tanto, no hay otra opción que ayudar al país invadido; con medidas humanitarias, desde luego, y, por desgracia, también con medios de defensa. Los escrúpulos supuestamente éticos o deliberadamente estéticos, suelen superarse en estos casos preguntando al que está siendo bombardeado.