Perfecta armonía plástica

D. Casillas
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Clara Gangutia y Jesús Ibáñez celebran en el Palacio los Serrano una exposición conjunta que ofrece una retrospectiva de una producción exquisita en su concepción y también en su ejecución

Perfecta armonía plástica

Clara Gangutia y Jesús Ibáñez, dos grandísimos pintores españoles que llevan compartiendo su vida medio siglo, inauguraron este jueves en el Palacio los Serrano de Fundación Ávila una exposición conjunta en la que, a modo de restrospectiva, resumen la esencia de su trayectoria creativa, centrada en buena medida en obras cercanas en el tiempo –16 las firma él, 15 lo hace ella–, demostrando tanto pieza a pieza como en conjunto una maestría muy gratificante para el amante del buen arte.

Ella, alumna del maestro Antonio López y dueña de un brillante currículum en el que destaca el hecho de que obra suya puede encontrarse en museos como el de Bellas Artes de Bilbao o el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, ya había expuesto anteriormente en este espacio, donde además participó como profesora en la Cátedra Francisco de Goya (guarda excelentes recuerdos de aquella experiencia que le gusta compartir), y él es la primera vez que cuelga sus pinturas en Ávila, y aunque en los cincuenta años de vida en común que suman, explica Clara Gangutia, «hemos coincidido en muchas exposiciones e incluso hemos trabajado a veces con las mismas galerías, nunca se nos había ofrecido la posibilidad de hacer una exposición como la que ahora se va a abrir en el Palacio Los Serrano, gracias a la iniciativa de José Luis Huete».

Esa exposición, de muy recomendable visita por los muchos valores artísticos que atesora y comparte, recibe al espectador con un autorretrato de Clara Gangutia y un relato que ella ha hecho de Jesús Ibáñez, dos pinturas de mediano formato que ya permiten intuir la excelencia de la pintura que se ofrece a continuación.

espacios. En la sala central comparten espacio ambos pintores con obras que evidencian tanto las coincidencias en su concepción del estilo figurativo como las peculiaridades que definen a cada uno de ellos, pero luego las salas pequeñas están dedicadas en exclusiva a cada uno de ellos. Hacia la izquierda está el espacio que acoge la pintura de Clara Gangutia, una obra exquisita en su ejecución y cargada de sentimientos, en la que la realidad elegida para ser llevada al lienzo dice mucho más de lo que puede verse en lo meramente formal.

Paisajes abiertos e íntimos conviven en perfecta armonía, dando a la figura humana, utilizada con mucho tiento y cariño, un protagonismo que en las formas puede ser callado pero que en el fondo es enorme.

En las salas situadas a la derecha del espacio central cuelgan las pinturas de Jesús Ibáñez, recreaciones de la realidad que apuestan más por lo urbano, a veces por los espacios verdes y a veces por el geometrismo de las construcciones, ámbitos cercanos en los que la presencia humana no lo es de forma implícita (para nada aparece) pero sí explícita, algo que llena los óleos de sutileza.

En las pinturas de ambos, dos artistas que comparten la 'rareza' de que siempre han vivido únicamente de su pintura y que es precisamente uno de los méritos de su trabajo que también se quiere poner de relieve en la exposición, destacan una limpieza en la ejecución y una hondura en la concepción que delatan una elaboración cuidada y conseguida que es muy de agradecer.

En ese trabajo concienzudo, honrado y brillante, sostenido en capas de pintura que consiguen unas perspectivas especiales y unos juegos de luces llenos de significado, late un trabajo lleno de sutilezas, de un amor al arte que se contagia al tiempo que se disfruta… la labor de dos artistas que no se acomodan y que, en su absoluto dominio de la pintura, consiguen atrapar al espectador.

En esas coincidencias tiene seguramente mucho que ver, tal y como explica Clara Gangutia, que desde 1979 «hemos trabajado bajo el mismo techo y a veces incluso en el mismo espacio. No sé cómo nos las hemos arreglado. pero cada cual ha mantenido su absoluta independencia en cuestiones creativas, aunque a veces en momentos de despiste o confusión es muy conveniente pedir la opinión del otro».

La exposición puede visitarse en el Palacio los Serrano hasta el día 15 de abril, de lunes a sábado de  11,00 a 13,30 y de 18,00 a 20,00 horas; domingos y festivos permanecerá cerrada.