Editorial

Unas Jornadas Medievales para la reactivación apelando a la seguridad

J.M.M.
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Las XXIV Jornadas Medievales de Ávila han llegado a su ecuador. Por delante queda todo un fin de semana del que se espera que la presencia de visitantes se incremente de forma considerable, para recordar aquellos tiempos en que este evento atraía a la ciudad amurallada a miles de personas llegados de toda España y también del extranjero.

Estamos ante unas jornadas diferentes. Después de que el año pasado finalmente se tuviesen que suspender dada la evolución que adquirió la pandemia provocada por la covid-19 en los meses de verano, en esta ocasión la situación ha cambiado, y aunque la presencia del virus no está plenamente superada, sí que es cierto que las condiciones han variado, y el hecho de que haya avanzado la vacunación ha permitido que se hayan podido impulsar algunas actividades que hace un año era inviables o suponían un grave riesgo difícil de controlar.

Hoy, y aunque la covid-19 sigue dejando datos de fallecidos y hospitalizados que no dejan de ser preocupantes, también es cierto que se puede hacer frente al desarrollo de determinados eventos tomando en consideración una serie de medidas que garanticen la seguridad sanitaria de los asistentes.

No será el Mercado Medieval al que estábamos acostumbrados, con actividades de calle que llamaban a la concentración desmedida de personas. Esas aglomeraciones se van a tratar de evitar y se van a intentar controlar los aforos de los espacios donde se concentran los puestos con unas cámaras. Esos puestos se han distribuido por distintas plazas del casco histórico y se han retirado de las calles (facilitando la movilidad), ampliándose la superficie del mercado, medidas que deben contribuir a que este evento se pueda desarrollar con un mínimo de garantías, y que seguro que facilitará el tránsito de personas (algo a tener en cuenta también de cara al futuro).

Pero la última palabra la tendrá, como venimos reiterando una y otra vez a lo largo de los últimos meses, la responsabilidad individual de las personas que asistan. Usar la mascarilla, cumplir con esa distancia de seguridad, evitar las aglomeraciones, respetar los circuitos peatonales establecidos son cuestiones cuyo éxito depende en buena medida de la responsabilidad personal. No se puede poner un vigilante encima de cada persona que le recuerde permanenmente esa responsabilidad.

Hemos de ir dando pasos hacia la reactivación y debemos ir recuperando actividades que impliquen una mayor movilidad. No podemos quedar anclados en el miedo permanente al virus, y hay que ir derribando barreras. Eso sí, siendo conscientes de que hay una serie de medidas que hay que seguir cumpliendo escrupulosamente para no poner en riesgo a nuestra persona ni a los que nos rodean. Y la celebración de estas Jornadas Medievales nos da una oportunidad para demostrar que eso es posible.