Los esquiladores aguardan la llegada del buen tiempo

SPC
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La lluvia y el frío han retrasado la campaña, para la que no hay buenas expectativas por el bajo precio de la lana. Escasea la mano de obra nacional por falta de relevo

Los esquiladores aguardan la llegada del buen tiempo - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Martí

Las cuadrillas de esquiladores (principalmente uruguayos y de Europa del Este), las cooperativas y las explotaciones ganaderas llevan trabajando desde primeros de abril en el esquileo, esencial desde el punto de vista sanitario y del bienestar animal para el ganado ovino. Pero la irrupción de las borrascas y el retorno del frío en abril han ralentizado un primer arranque que hubo en marzo cuando el tiempo fue más seco. No es el único contratiempo, porque la materia prima que se obtiene con la esquila, la lana, lleva varios años devaluada, con una industria textil que demandó menos al reducir su producción por la pandemia y ahora con la complicación de que una de las zonas de mayor entrada a China (el área de Shanghái) se encuentra paralizada por los confinamientos, según informa el secretario general de la Asociación Española de Criadores de Raza Merina, Felipe Molina.

La incertidumbre es tal que la Lonja de Extremadura, referente para la lana merina, no ha cotizado hasta ahora y es previsible que las primeras tablillas opten por reflejar, en este contexto, precios similares a los del año pasado, cuando la lana merina fina costaba algo menos de un euro por kilo. Molina recuerda que «hace cinco años se llegaba a pagar hasta 2,40 euros el kilo de esa categoría de lana» por lo que los ganaderos conseguían unos «3-4 euros» de beneficio por cada oveja que pelaban.

El responsable de esquileo de Grupo Pastores, Carlos Bernúes, confirma que la campaña se ralentizó en abril por las lluvias, el frío y la nieve que han hecho acto de presencia en su zona de influencia, principalmente Aragón, Navarra y la provincia de Castellón. Esperan por lo tanto que el buen tiempo se imponga y darle un impulso fuerte al esquileo, que suele durar hasta primeros de julio, según señala. Grupo Pastores gestiona una cuadrilla de 50 esquiladores que se encargan de pelar 600.000 ovejas de raza rasa aragonesa, cuya lana tiene un valor en el mercado que apenas alcanza los cinco céntimos el kilo e incluso «hay zonas donde se le cobra al ganadero por retirársela». Es por lo tanto un área donde el ganadero no le saca rentabilidad a esta labor y se lleva a cabo sólo por motivos sanitarios para el animal.

La esquila es un nicho de empleo y genera un negocio al que se dedica también Alfonso Suárez, que dirige junto a otro socio la empresa Esquiladores Montaña de León. Contratan a 60 esquiladores, normalmente llegados de Uruguay, que desempeñan su labor por toda Extremadura y Castilla y León. En las jornadas más intensas cada esquilador pela 150 ovejas de media, es decir, la cuadrilla hace 9.000 animales al día y cada oveja se cobra a 1,40-1,70 euros en función de la raza. Es un sector donde es «complicado» encontrar mano de obra nacional y por eso se echa mano de la extranjera. Se trata de un trabajo «muy sufrido» en el que el relevo generacional «se ha perdido», concluye.

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