Muñoz Quirós apuesta por la prosa poética en su nuevo libro

D. Casillas
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'Penumbra de la paloma' aborda desde esa nueva perspectiva de género, que no es nueva para él, algunos de los temas fundamentales de su trayectoria lírica

Acaba de publicar el poeta abulense José María Muñoz Quirós un nuevo libro, titulado Penumbra de la paloma, una obra en la que aborda desde perspectivas nuevas temas presentes en sus obras anteriores pero lo hace con una singularidad que hace el libro novedoso, ya que todo su contenido se despliega en el lenguaje de la prosa poética, no de la poesía. Esa decisión, explica el propio poeta, «no es un giro rotundo en mi trayectoria porque muchos de mis libros anteriores llevan ya ejemplos de prosa poética, pero sí que es cierto que es el primero que está dedicado por completo a ese género literario, y eso le define muy bien».

El motivo de esa decisión, explica Muñoz Quirós, es que «la prosa poética y la poesía son dos formas cercanas que se enrocan continuamente, son hermanas gemelas, y me dije que estaría bien intentar por una vez desarrollar todas mis ideas, mis sensaciones y mis sentimientos en el formato de la prosa poética», algo que «he hecho también en parte por la necesidad de encontrar un ritmo que es distinto al del verso, porque por muchas semejanzas que haya entre la poesía y la prosa poética, aunque se nutran de los mismos recursos, los mismos planteamientos y a veces incluso de las mismas simbologías del lenguaje, son diferentes».

El título del libro es un homenaje a un poema de Borges («penumbra de la paloma llamaron los hebreos a la iniciación de la tarde cuando la sombra no entorpece los pasos y la venida de la noche se adviene como una música esperada y antigua») en el cual, interpreta Muñoz Quirós, el poeta argentino «habla de ese momento, que no existe en otras culturas, en el que la tarde empieza a declinar y se convierte en la llegada de la noche, un momento muy singular bautizado con ese lírico nombre» que viene a ser «un poco lo que ocurre en un momento de la vida en el que no se está ni en la juventud ni en la madurez, ese momento en el que estamos observando el mundo en parte en una tierra de nadie y en parte en una tierra que es muy fértil y que es el sinónimo de que empieza un cambio en la vida».

El libro, que su autor define como «un itinerario de sucesivos instantes donde la cotidianidad dibuja los momentos que conforman aspectos de la realidad, expresados desde la intimidad del hallazgo que construye el recuerdo, la añoranza, la memoria transcrita en momentos que cristalizan en el lenguaje singular del poema», lo va construyendo su autor abordando temas como la maternidad, la infancia, el tiempo, la nostalgia, las lecturas o los viajes, «asuntos que son recurrentes en mi escritura porque, en definitiva, quienes escribimos solemos recurrir siempre a los mismos temas, aunque lo hagamos abordándolos de manera diferente. Es un poco una miscelánea de aquellas cosas que forman en un momento de tu vida, ese espacio que aunque sea el de siempre se mira de otra manera conforme discurre el tiempo, desde un punto de vista nuevo».

Además, añade, «cada persona es diferente en un momento que en otro, y también por eso es diferente el punto de vista sobre los mismos temas, y esa es un poco la observación de que lo que pasa a tu alrededor, siendo lo mismo, es diferente porque lo contemplas no con otro lenguaje sino con otra forma de entender el mundo. El bagaje pesa, para bien y para mal, y eso se nota, igual que se nota el aprendizaje de la vida del que habla la poesía, que es permanente, observar las cosas y jugar con ella. La poesía no deja de ser más que una manera de estar en el mundo y de compartirlo, de aprender, de interpretar, porque la poesía también puede ser una forma de aprendizaje de la vida, como una clave que te enseña a conocer mejor y de forma diferente dónde estás, cuál es tu lugar en el mundo».

El final del libro es un homenaje al pintor abulense Albano, «lógicamente a través de ese color verde que tanto significa en su pintura, un color cargado de simbología; es un homenaje a él partiendo de su propio mundo y de su interconexión con otros mundos, a mí me parece muy importante que la poesía conviva con la música, con la pintura, con otras artes, que no sea algo estático sino que tenga constante relación con el mundo, y ese homenaje a Albano desde el verde es una pincelada más de la noche, o de la penumbra de la paloma».

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