Marchando una de bravas desde Muñogalindo

E.Carretero
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El joven cocinero Pablo Hernández, del restaurante Juan Luna de esta localidad, es uno de los 22 finalistas de la tercera edición del concurso en el que se buscan las mejores patatas picantes y que se celebra en Palencia el lunes

Marchando una de bravas desde Muñogalindo

Sin querer hacer de menos a otras propuestas, como pudieran ser los calamares o incluso las revolconas, lo cierto es que cuando hablamos de tapas con solera, con arraigo en las barras de nuestro país, un lugar destacado lo tienen las patatas bravas. De hecho, el famoso ¡marchando una de bravas! representa a la perfección la buena aceptación que este pincho tiene entre los clientes de los bares. 

Patata y salsa picante, esta pareja que funciona a la perfección, es la base de un concurso, de carácter internacional, que el próximo lunes se celebrará en Palencia y en el que se buscan las mejores patatas bravas no solo de nuestro país sino de todo el mundo. Un concurso al que acudirá un cocinero abulense, en este caso el joven Pablo Hernández Muñoz, responsable de cocina del restaurante Juan Luna de Muñogalindo. Él es uno de los 22 seleccionados de entre el centenar de cocineros que aspiraban a participar en este certamen que han llegado a la final de la tercera edición del Concurso Internacional de Elaboración de Patatas Bravas 'Una de Bravas'. 

La relación de Pablo Hernández con la cocina viene desde niño, y de hecho podríamos decir que se crió entre fogones teniendo en cuenta que cuando tenía doce años sus padres se pusieron al frente de este restaurante de Muñogalindo. De hecho, desde muy joven lo tuvo claro y optó por cursar, primero, un  Grado Medio de Cocina en Toledo, que le llevó a realizar prácticas en el restaurante guipuzcoano Zuberoa, con una Estrella Michelín, y posteriormente a cursar un Grado de Dirección de Cocina en Salamanca. 

Desde que terminó su formación Pablo está al frente del restaurante familiar donde, asegura, las patatas bravas tienen un papel destacado en la carta. Sin embargo, para este certamen ha elaborado una propuesta muy especial, en este caso unas patatas bravas con forma de guindilla y  de masa cremosa que se acompañan de salsa brava y también de un alioli de kimchi y ajo negro. 

«Potenciar Ávila dentro de la gastronomía» y también darse a conocer y de paso su restaurante es el objetivo con el que Pablo Hernández acude a este certamen en el que, asegura, espera hacer un buen papel y quedar en un lugar destacado. «Hay mucho nivel, aunque esperamos quedar entre los mejores», asegura este joven cocinero de 23 años que apunta que las patatas bravas con las que acudirá a Palencia se incorporarán a la carta de su restaurante a partir del 4 de octubre cuando el establecimiento reabra tras las vacaciones.

En la final de este concurso, en la que los cocineros tendrán 15 minutos para elaborar su propuesta en forma de show cooking, llegan profesionales de los fogones de casi todas las comunidades autónomas de España, así como un cocinero de Irlanda del Norte y otro de Andorra.