"Yo no pude ser policía pero he conseguido que lo sean otros"

E.Carretero
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Joaquín Bachrani llegó a Ávila en el verano de 2001 dispuesto a cumplir su sueño de toda la vida: ser Policía Nacional. Un accidente truncó sus planes e hizo que se dedicara a la abogacía. Hoy es uno de los abogados más prestigiosos de nuestro país

"Yo no pude ser policía pero he conseguido que lo sean otros" - Foto: David González

Donde una puerta se cierra, otra se abre. Esta frase, que se puede leer bajo una de las ventanas del abulense Palacio de los Dávila, y que fue la respuesta de su dueño, Pedro Dávila, a la negativa de que el inmueble contara con una puerta en la Muralla, es un claro ejemplo de que muchas veces las piedras que encontramos en el camino no solo no nos hacen caer sino que dirigen nuestros pasos por senderos aún más atractivos. A Joaquín Bachrani Reverté (San Carles de la Rápita, Tarragona, 1976) una puerta se le cerró en junio de 2002 al poco tiempo de llegar a Ávila para prepararse la oposición de Escala Ejecutiva de Policía Nacional. Más bien la puerta se le cayó encima de forma literal en un accidente que dejó truncados sus sueños de ser inspector de Policía y que le obligó  a pasar ocho veces por quirófano. El proceso de rehabilitación de este grave accidente, que sufrió al poco de llegar a Ávila, duró más de dos años y medio y terminó con la ilusión que desde niño había tenido este catalán que ya tiene mucho de abulense. 

«Desde pequeño lo tenía claro; siempre quise ser policía», recuerda Bachrani, quien estudió Derecho y Criminología con la intención de ser algún día inspector de Policía Nacional y eso a pesar de que sus padres le intentaron convencer de que fuese Mosso, algo que finalmente no consiguieron. Es más, una vez tomada la decisión, fueron sus padres los encargados de informarse de dónde estaba «la mejor academia» de España para preparar las oposiciones de Policía Nacional. Así llegó a Ávila por primera vez el 31 de julio de 2001. Sin embargo, a punto de cumplir su sueño tuvo ese fatídico accidente y regresó a Tarragona. 

Ya recuperado, pero descartada la opción de continuar opositando, en la primavera de 2004 Juan Luis Talavera, el director de Acopol, le ofreció dar clases en su academia. Y justo por entonces también el abogado Javier Luis Jiménez le dio la oportunidad de empezar a trabajar con él en su despacho de Ávila. Y así se abría otra puerta para él.

¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza sobre Ávila y su provincia?

La ilusión que sentí cuando llegué aquí por primera vez para preparar la oposición de Policía Nacional, en enero de 2001. Cuando decidí que era lo que quería hacer, me pasé meses leyendo cosas sobre Ávila.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

La tranquilidad que hay aquí y los amigos que he hecho en este tiempo, que son gente franca.

¿Y lo que menos?

La dificultad que percibo existe para acoger e incorporar ideas o proyectos nuevos que se podrían desarrollar.

Un lugar para perderse.

Gredos, podría decir la zona del Zapatero, pero en general toda la montaña, además de cualquier camino, porque soy un gran aficionado a la bici, afición que descubrí aquí en 2006. Ávila es un gran terreno para este deporte. 

   

Un recuerdo de su infancia.

La primera vez que me subieron a un barco y navegué. Era febrero, tenía cuatro años recién cumplidos y lo recuerdo perfectamente. Ahí comenzó otra de mis grandes aficiones. 

Un personaje abulense que le haya marcado.

Desde el punto de vista formativo, Juan Luis Talavera, el responsable de Acopol, y, desde el ámbito jurídico, jueces como Juan Jacinto García, ahora magistrado de la Audiencia de Salamanca pero que fue juez de lo Penal en Ávila, el también magistrado Antonio Dueñas o el presidente de la Audiencia Provincial de Ávila, Javier Encinar, que presidió el primer juicio en el que ejercí como abogado, en 2004. Aunque me dejo mucha gente que ha sido muy importante...

El mayor cambio que necesita Ávila y su provincia es...

Necesita mejores infraestructuras, fundamentalmente en lo que se refiere a transportes y comunicaciones y en especial con Madrid porque las actuales son patéticas. 

Y qué tiene que mantener...

Como vende su patrimonio. Para mí, la Muralla, el chuletón y el frío son sus baluartes. 

¿Qué le parece la ciudad hoy en día?

Ahora paso más tiempo en Madrid que en Ávila, lo que me permite valorar más la ciudad que antes. Yo a Ávila no puedo dejar de venir por muchos motivos. 

¿Cómo ve Ávila en el futuro?

Ávila tiene hiperdependencia de la Escuela de Policía y de Nissan y creo que mientras se mantengan estos dos soportes Ávila podrá tener futuro, el problema es cuando falle alguno de los dos.

¿Qué puede aportar a Ávila y su provincia?

Como abogado creo que he aportado que cientos de chavales de toda España vengan a Ávila, a la Escuela de Policía, gracias a los recursos contenciosos administrativos relacionados con el proceso selectivo para acceder  a Policía Nacional que he ganado tanto en el Tribunal Supremo, en este caso en la Sala Tercera, como en la Audiencia Nacional y el TSJ de Madrid. He ayudado a que muchísimos opositores puedan cumplir su sueño de ser policía y, de paso, que vengan a Ávila, con lo que eso supone económicamente para esta ciudad.