Un nuevo foco de gripe aviar detectado en una explotación de gallinas ponedoras de Íscar (Valladolid) ha hecho saltar las alarmas y preocupa en una zona que lidera la producción avícola de la Comunidad. Este caso, el segundo que se detecta en menos de un mes en explotaciones domésticas de Castilla y León tras conocerse varios en aves salvajes, obliga a las autoridades a sacrificar a los 133.759 animales que alberga la granja, así como a extremar la vigilancia en otras 32 que se encuentran en un radio de diez kilómetros, lo que supone la inmovilización de más de 1.110.000 de aves.

Además, la detección de este nuevo foco en Íscar preocupa más que el de Fuenterrebollo (Segovia) del pasado 18 de enero, ya que se trata de una zona con una alta concentración de granjas de producción aviar. Las autoridades temen el impacto comercial que la aparición del virus H5N1 pueda tener en países terceros, ya que hay algunos como Israel que han establecido restricciones a la entrada de huevos frescos de España.

 El director general de Producción Agropecuaria, Agustín Álvarez, detalló que los servicios veterinarios de la Junta decidieron el pasado martes la inmovilización cautelar de la explotación de Íscar «ante la aparición de mortalidades anormalmente elevadas», por lo que se enviaron muestras al laboratorio especializado de Algete, que ayer confirmó la presencia del virus H5N1.

Una vez confirmado el brote, las medidas legales obligatorias consisten en el establecimiento de una primera zona de restricción en un radio de tres kilómetros y una segunda de diez. En estas zonas, que albergan 18 explotaciones de la provincia de Segovia y otras 14 de Valladolid que son de producción de carne (28), producción de huevos (3) y una de recría de ponedoras, se aplican restricciones que comprenden la prohibición, con carácter general de los desplazamientos de aves, y la celebración de ferias, mercados y exposiciones. Además, hay limitaciones a los desplazamientos de huevos para incubar, de consumo y de productos de carne de aves.

Origen

Álvarez explicó que aún desconocen cómo se ha producido el contagio de la gripe aviar desde animales silvestres a domésticos, algo que en Fuenterrebollo respondió a los excrementos que dejaron en un pajar, dentro de una granja que ya se ha desinfectado y cuyo brote se dará por extinguido el 1 de marzo, cuando podrá funcionar con normalidad. Como ya ocurrió en el caso de Fuenterrebollo, Álvarez recordó que el potencial de transmisión al hombre de este virus es «bajo» y que se siguen todas las medidas de bioseguridad y vigilancia para activar la detección temprana. Además, insistió en que desde la Junta se vigila de forma rutinaria todas estas medidas.