Chema Sánchez

En corto y por derecho

Chema Sánchez


Despechos y ombligos

14/01/2023

Tanto Shakira Isabel Mebarak como Gerard Piqué tienen un coeficiente intelectual superior a 130. No lo digo yo, lo decían ellos cuando estaban in love con aquella casa. Los expertos aseguran que las personas de ese perfil suelen estar predestinadas a acabar juntas. En otras palabras, su capacidad cognoscitiva y lógica es –salvo que usted sea superdotado– mucho mayor que la nuestra. Escribo esto, sin querer molestar a los propios ex tortolitos –que bastante tienen con lo que tienen–, porque han sido protagonistas, la una muy medida y conscientemente y el otro, imagino que muy a su pesar, de la actualidad informativa de la semana. No sé a usted, pero a mí, desde el jueves, de madrugada, me han llegado a palazos memes sobre los susodichos, los relojes, los coches y la madre del cordero. 
En cuestiones de despecho, en esos picos de odio inversamente proporcionales al amor, siempre hay daños colaterales, probablemente imperceptibles por la cerrazón mental de los afectados, en cada momento. Pero, verá, sobre todo, pensaba en eso que a veces razonamos los que somos la mitad o menos listos que la cantante y el exfutbolista infiel (por separado), ambos empresarios de éxito: qué es lo que habríamos hecho los que somos medio tontos –con respecto a ellos, insisto– en casos como éste. Cierto es que no disponemos de un micrófono, unos altavoces o unos productores, ya tú sabes, que nos permitan arrasar en internet o en las plataformas de audio –aunque hoy en día cualquiera se puede montar un podcast (mírenme a mí)–. Sin embargo con una buena estrategia comunicativa y un poco de razonamiento malévolo existen opciones para hacer mucho, pero que mucho daño. Incluso a colectivos que hace no tanto parecían intocables. La clave está en los filtros de publicación, que en los últimos tiempos parecen haberse desvanecido del todo. Nadie contrasta, y todo el que se sienta ante una cámara asegura ser periodista. Porque, como me decían esta misma semana, el gran problema del Periodismo (esto no es de ahora) es que no es obligatorio estar colegiado para ejercerlo…
Francamente, de dos personas con la capacidad intelectual del exfutbolista infiel y la cantante –bueno, lo que hace ahora para mí es más sección precocinados que música– esperas otra cosa. Y, de hecho, pese a que en ocasiones antaño ambos pudieran haber meado fuera del tiesto, llegas a conclusiones muy similares a las que alcanzas tras ver esos vídeos virales en los que unos muchachos no saben quién fue Adolfo Suárez o dónde está Ávila en el mapa, y que te hacen desear ardientemente la extinción de la especie.
El despecho, como la mentira, tiene las patas muy cortas. Y, a largo plazo, en ocasiones, unos efectos devastadores. ¿Qué pensarán los hijos de este par de celebrities cuando, dentro de unos años, echen la vista atrás y recuerden este triste episodio, el haber sido sus progenitores la comidilla de millones y millones de personas a éste y el otro lado del Atlántico? ¿Qué les dirán los otros niños, en su colegio, estos días? Sí, porque, no nos engañemos: los niños, niños son... Retomando lo que escribía por aquí hace unas semanas, sólo tenemos ojos para nosotros: vivimos anclados en nuestro patético egocentrismo, en nuestro mundo. Nos hartamos de mirarnos el ombligo, aunque no contemos con uno espectacular como el de Shakira, reclamo bailongo y generacional, durante años de toda una generación. Y siento el comentario, que seguramente sea impertinente, inapropiado, machista y deplorable desde la visión correctora actual, aunque no he sido yo quien ha ido contoneando su barriga al son de los tambores por escenarios de todo el mundo. Gracias a Dios. Aunque, lo digo alto y claro: no me habría importado, pero por fortuna para el universo, ahorré muchos traumas manteniendo mi panza escondida…
Suele ser mejor lavar los trapos sucios en casa. Y con ciertos enemigos ganas en salud sin rebajarte a su nivel. Y es cierto que hay quien tiene especial querencia por los aplausos, los likes y los me gusta. Sin dimensionar los efectos de aquellos. Porque, como en el cuento de los tres cerditos, sopla y sopla pensando que va a derribar la casa de ladrillos, pero acaba viendo que con sus bufidos lo único que enfría es su propia sopa. La artista colombiana, dolida y desdeñada por la resolución del peculiar deportista, al que en su día dedicó canciones idílicas, autotunea ahora que quien le ha sustituido vale la mitad que ella, y así se saca la espina, por aquello de echar lo malo hacia fuera. Pocas cosas hay más catárticas que escupir los malos rollos, aunque si se escupe hacia arriba, eso suele salpicar. Y no, no buscaba en esta ocasión ningún juego de palabras. Mi hijo, mientras, me dice que Shakira le tiró beef a Piqué. ¡Toma ya! Algo hemos aprendido con este sainete. Aunque estoy a un paso de bajarme del barco. Ya me entienden.