Salamanca UDS.

Del Río; Poveda, Fabio, Souley, Gustavo, Mati, Amaro, Javi Navas, Franco (Joel, 62´), Gabri Salazar y Padilla.

Real Ávila.

Ñete; Llorián, Tena, Carlos Pascual, Sito; David Sanz, Ivi, Fran Adeva, Alberto Martín (Diego Rubio, 66´), Toper y Peñalvo (Javi Mesa, 86´)

Árbitro.

Fernández Rodríguez.

Mostró tarjetas amarillas al local Franco; y al encarnado Adeva. Expulsado Fabio (2A, 70').

Goles.

0-1 (49')Tóper. 0-2 (72')Adeva.

Incidencias.

Encuentro correspondiente a la jornada 15 de la Tercera RFEF, disputado en el Helmántico  

El Real Ávila estrenó el año por todo lo alto, con victoria (0-2) en el Helmántico ante un Salamanca UDS que sigue en plena crisis de resultado. Hurgó en la herida el equipo encarnado y en una tarde pasada por agua –el Helmántico fue un auténtico lodazal en el que la pelota apenas rodaba por algunas partes del campo– se llevaron los tres puntos con un partido práctico, con oficio. En una tarde así, es lo que pedía el partido.Los de Borja Rubiato fueron de menos a más en una tarde de la que salen reforzados en todos los sentidos, en lo anímico y lo clasificatorio. Cuarta victoria consecutiva y cuarto puesto. Se ganó a un rival directo en una tarde en las que fallaron todos sus perseguidores (Almazán, Tordesillas y Mirandés B). Tres puntazos para empezar el año.  

Se estrenaban Jehu Chiapas y Rafa Dueñas en el banquillo del Helmántico tras el cese de María Hernández durante el parón navideño pero ni por esas. Aunque en la primera parte tuvieron ocasiones para abrir el marcador, no fueron capaces de anotar y tras el descanso Toper acertó en la que tuvo para poner a la grada en estado de ira. La expulsión de Fabio y la sentencia de Adeva (0-2) lo dejaron todo resuelto mucho antes del final.

Fue una tarde de perros, de cielo encapotado e intensa lluvia desde que la pelota comenzó a rodar, y es un decir, en el Helmántico. Porque no sólo estaba completamente encharcado sino que en muchas de las zonas estaba impracticable.En la grada, a lo suyo, con los aficionados protestando y enfrentados la directiva por su gestión. En esta situación ya desde los primeros compases ambos equipos dejaron claro que no sería una tarde de fútbol bonito sino práctico. Todo se reduciría a pelear en el barro y mucho balón aéreo. Un panorama al que fue el Salamanca UDS el mejor en adaptarse en los primeros minutos, pues dominaría más durante todo el primer periodo, jugaría casi siempre en campo contrario y además tendría las mejores ocasiones de gol.

La primera oportunidad de peligro se vería pronto, antes del minuto 10 por medio de Javi Navas, que no tuvo fortuna a la hora de definir ante Ñete porque su remate quedó frenado en un charco cuando iba a introducirse en la portería. La jugada sería un perfecto ejemplo de lo que pasaría en no pocas ocasiones en otras partes del rectángulo y ante esa disyuntiva ambos equipos optaron por pegar duro a la pelota y tratar de llevarla a las áreas para que allí sucediera lo que dios quisiera, ya que cualquier control o maniobra quedaba lejos del alcance de los jugadores. Y así, rondando el ecuador de la primera parte, se vería otra gran ocasión de los locales tras un barullo inmenso donde Gabri Salazar tuvo la fortuna de que le cayera la pelota cerca sin apenas oposición, pero su remate a la media vuelta lo detuvo Ñete, muy atento. Cuatro más tarde un centro al área provoca el error de Ñete y el cabezazo franco de Gabri Salazar, pero la zaga rechazó in extremis. Así acabaría la primera mitad.

Tras el descanso llegaría rápido la sorpresa.En el 49' y en la que era prácticamente la primera aproximación visitante, Toper no se lo pensaba dos veces y soltaba un gran chut que tras tocar en el larguero se colaba en la red (0-1) para desesperación de la grada que, al igual que la lluvia, arreció sus críticas al palco.

El Salamanca intentó empatar pero lo cierto es que apenas generó y además en el 70´ Fabio era expulsado por dos amarillas dejando a los charros en inferioridad. Pero no sólo eso, el Real Ávila botó la falta directa al área y allí apareció Adeva para imponerse por alto y sentenciar (0-2) el partido en un duelo que poco más dejaría ver.