La devoción de Arévalo ilumina a la Virgen de las Angustias

E.C.B
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La imagen de la patrona de la ciudad y su comarca volvió a salir en procesión este miércoles, tras la tradicional misa en la iglesia de Santo Domingo, arropada por cientos de fieles en su recorrido

La devoción de Arévalo ilumina a la Virgen de las Angustias - Foto: David Castro

Unos minutos después de las doce de la mañana, la imagen de Nuestra Señora de las Angustias salía por la puerta de la iglesia de Santo Domingo mientras el himno nacional interpretado por la Banda Municipal de Música sonaba en el exterior, donde cientos de personas asistían con respeto y devoción a ese momento solemne, largamente esperado por todos los arevalenses, tras un año sin poder celebrarse por la pandemia la tradicional procesión que cada 9 de febrero recorre las calles de la ciudad.

Un día casi primaveral, que invitaba a vivir en la calle este día de fiesta grande, recibió a la imagen de la patrona de Arévalo y su comarca, tras presidir la misa oficiada por el obispo de Ávila, José María Gil Tamayo, ante los numerosos fieles que se dieron cita en el interior del templo, que en esta ocasión tuvo aforo controlado por la covid, y que con su presencia mostraron el fervor que se profesa en estas tierras a la Virgen de las Angustias, que se remonta tan atrás en el tiempo que la mismísima Isabel la Católica se encomendaba a ella durante los años que pasó en Arévalo de niña. Hubo también muchos que siguieron la eucaristía desde sus casas gracias a la retransmisión en director de La 8 de Ávila.

Adornada con rosas, claveles y margaritas, entre otras flores, y ataviada con manto negro y oro, la imagen realizó el recorrido habitual flanqueada por los patronos de la Archicofradía de Nuestra Señora de las Angustias, desde la iglesia de Santo Domingo hasta la plaza de Fray Juan Gil para después regresar hasta el templo.  

A la cabeza de la procesión caminaban los representantes de las cofradías, archicofradías y asociaciones religiosas de la ciudad, que veneran a San Victorino Mártir, la Virgen Dolorosa, Nuestra Señora la Virgen del Camino, María Auxiliadora y Nuestra Señora del Carmen. A continuación, la Banda Municipal de Música de Arévalo se encaminaba por la calle Caldereros poniendo la nota musical al recorrido, y detrás, los miembros de la Archicofradía de Nuestra Señora de las Angustias abrían el paso a la imagen de la patrona, tras la cual caminaban las autoridades religiosas y civiles, entre ellas los alcaldes de Arévalo, Francisco León; de Ávila, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, y de otros municipios de la zona y del resto de la provincia, y el delegado territorial de la Junta de Castilla yLeón en funciones, José Luis Valverde.

El regidor arevalense se mostró feliz de «ir recuperando la normalidad», aunque se acordó de «toda esa gente que ahora está en su casa o en el hospital por la pandemia y que esperamos que el año que viene esté junto a nosotros para disfrutar de esta fiesta al 100%».

Explicó el alcalde que la de Nuestra Señora de las Angustias «es una fiesta muy interior. Así como San Victorino es una fiesta exterior, aquí los sentimientos afloran hacia dentro, aunque a medida que vas andando esos sentimientos de todos se puedan ver».

Y precisamente esos cientos de fieles marchaban tras las autoridades acompañando en su recorrido a la Virgen por las calles de Arévalo, los mismo que, tras la procesión, cantaron la salve a Nuestra Señora de las Angustias a las puertas de la iglesia de Santo Domingo, en un emotivo acto cargado de simbolismo y devoción.

Poco después de la una del mediodía comenzaba otro de los momentos más emblemáticos de este día grande de fiesta en la plaza del Arrabal, la tradicional subasta de regalos donados a la archicofradía por los ciudadanos. Este año fueron numerosas las tartas de todo tipo subastadas, aunque no faltaron tampoco los clásicos gallos, tres en esta ocasión, las legumbres, el vino y el orujo o las cestas de frutas, formando un curioso bazar que iba mostrándose a las personas allí congregadas. Se trata de un acontecimiento que lleva desarrollándose más de medio siglo y que tiene como objetivo ayudar a la Archicofradía de Nuestra Señora de las Angustias para atender los gastos  propios y atender obras de carácter social.

Tras estos actos, arevalenses y visitantes de otras localidades de la zona aprovecharon esta jornada festiva para disfrutar de un día luminoso en todos los aspectos.