La OCDE prevé que España lidere el crecimiento de la Eurozona

Agencias
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El organismo espera una progresión del PIB español del 1,5% en 2023, siete décimas menos que sus propias proyecciones. La zona euro tendrá un ascenso del 0,3%, marcado por la recesión que se espera en Alemania

El producto interior bruto (PIB) de España registrará un crecimiento del 1,5% en 2023, lo que supone el mayor alza entre las cuatro grandes economías que conforman la zona euro, según las previsiones que ha publicado este lunes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Además, España no solo liderará a las principales economías de la zona euro, sino que su recorte de previsiones ha sido el menor entre sus pares, con ajuste de siete décimas.

De esta forma, la OCDE ha revisado en 2,4 puntos a la baja el crecimiento de Alemania, que entrará en una recesión del 0,7% el año que viene. De su lado, Francia crecerá un 0,6%, ocho décimas menos; e Italia avanzará un 0,4%, también ocho décimas menos.

La OCDE prevé que España lidere el crecimiento de la EurozonaLa OCDE prevé que España lidere el crecimiento de la Eurozona - Foto: JORGE PETEIRO

"La economía global ha perdido ímpetu ante la guerra ilegal, injustificable y sin provocación contra Ucrania. El crecimiento del PIB se ha estancado en muchos países y los indicadores económicos apuntan a una ralentización extensa", ha subrayado el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann.

Con respecto a las estimaciones para 2022, España es el país que más crecerá entre las otras tres grandes economías del euro, con un 4,4 (tres décimas menos que las previsiones anteriores). El PIB de Alemania se expandirá un 1,2%, siete décimas menos, mientras que el Francia crecerá un 2,6, dos décimas más, y el de Italia se elevará un 3,4%, nueve décimas más.

El conjunto de los Diecinueve países que conforman el área del euro registrarán un crecimiento conjunto del 3,1% en 2022, lo que supone un ajuste al alza de cinco décimas respecto a las previsiones de hace tres meses. De cara a 2023, los datos se han revisado en 1,3 puntos a la baja, hasta el 0,3%.

Por otro lado, el conjunto del mundo crecerá un 3% este año, sin cambios respecto a las estimaciones de junio, pero un 2,2% el año que viene, seis décimas menos.

El costo de la energía pesa mucho en España

España es uno de los grandes países desarrollados en los que los costos energéticos más se han incrementado en términos relativos con la crisis actual.

Si en el periodo 2019-2021 esos costos ya eran particularmente elevados en España (5% del PIB, frente a menos del 4% en Alemania, Francia, Reino Unido o Estados Unidos), en 2022 se han disparado y van a representar cerca del 11% del PIB.

Una cifra, es verdad, inferior a la de Italia (por encima del 13%) y a la de Japón (algo por debajo del 12%), pero superior a la de Francia y Alemania (ambas ligeramente inferiores al 10%), Reino Unido (8%) y, sobre todo, Estados Unidos (6%).

Eso se debe a la gran dependencia que tiene la economía española de la energía, mayor que casi todos los otros países desarrollados, agravada ahora por la escalada de la cotización del petróleo y del gas, y que está afectando por eso más al conjunto de los precios, como queda visible al analizar la inflación.

Excluyendo el caso particular de Turquía, donde la inflación está desbocada (71% de subida previsto en 2022), España será este año con un 9,1% el país con la tasa más alta de los que forman parte a la vez de la OCDE y del G20, por encima del Reino Unido (8,8%), de Alemania (8,4%) o de Italia (7,8%), pero sobre todo de Estados Unidos (6,2%), Francia (5,9%) o Japón (2,2%).

La inflación se moderará solo parcialmente en 2023

La situación debería moderarse algo el año próximo, pero sin volver ni de lejos a la situación precrisis. La inflación prevista en España será del 5%, inferior entonces sí a la del conjunto de la zona euro (7,5% en Alemania, 5,8% en Francia, 4,7% en Italia) que, como el Reino Unido, (5,9%) va a seguir embarrada por el problema del aprovisionamiento energético.

La OCDE insiste en que si bien hacen falta ayudas públicas para amortiguar el impacto de la carestía de la energía para las familias y las empresas, eso se debe hacer con carácter "temporal y concentrado en los más vulnerables" y no, por tanto, con subvenciones generalizadas.

Además, preconiza retirar esas ayudas conforme baje la presión de los precios de la energía y mantener los incentivos para reducir el consumo de energía.

En definitiva, los esfuerzos a corto plazo para hacer abordable la energía tiene que acompañarse de "medidas políticas más fuertes para incitar a la inversión en tecnologías limpias y eficiencia energética".