"Los jóvenes lo que necesitamos es apoyo"

A.S.G.
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Ángel Encinar apostó por el fútbol, pero no desde el césped, sino desde otro modelo. Ahora, a sus 26 años, es CEO de 'Construyendo fútbol', una de las startup con mayor potencial de crecimiento de España en el ámbito de la educación y la formación

Ángel Encinar - Foto: David Castro

Su carné de identidad insiste en que tiene 26 años, quienes le conocemos podemos dar fe de ello, pero su historia y trayectoria profesional bien podría decir otra cosa. El fútbol le llevó lejos de su casa y sus padres con apenas 13 años. El paso del tiempo y lo que la gente no conoce de este deporte le devolvieron a una realidad ante la que decidió rebelarse. "Tenía 24 años, recién acabada la carrera y no tenía nada". Pero sí tenía una idea. Estudiante de ADE y Marketing Digital, emprendió su proyecto. Ahora es CEO de 'Construyendo Fútbol', una startup que ha irrumpido con fuerza en el sector de la formación. Estuvo en el lugar adecuado y en el momento oportuno, reconoce que sin aquellos que le respaldaron entones todo esto hubiera sido imposible, pero no cabe duda que ha llegado donde ha llegado porque "yo creía en ello", aunque no fue sencillo.

Apenas tenía 24 años -hoy tiene 26- cuando comenzó todo. "A mi edad nunca me veía haciendo esto" reconoce Ángel Encinar, CEO de 'Construyendo Fútbol' cuando mira hacia atrás. "Para mi fue un gran cambio tener que dejar el fútbol, pero veía que tenía que hacerlo" explica. Aún lo practica, con el DiocesÁvila, pero a otro nivel y otra intensidad. "Me fui de casa con 13 años y volví a los 23. Cuando volví para mi fue muy duro. Habían sido 11 años dedicándome al fútbol profesional o semiprofesional. De verme en las canteras de los mejores clubes de España, a verme de nuevo en mi casa. No tenía nada. Tenía mis estudios y nada más. Fue un punto de inflexión. Pasé un año de puntillas por Ávila y mentalmente estaba hecho polvo. El fútbol es muy duro. Si tuviera un hijo no querría que se dedicara a ello". Entonces ya lo tenía muy claro. "No era una persona que me quisiera dedicar toda la vida al fútbol. A mi me surgía la necesidad de formarme una vida laboral y profesional". Es la otra faceta del deporte de competición, la que pocas veces se ve desde fuera. "Y de pensar en dejarlo todo me reinvento y creo una startup que está entre las tres con más futuro de Castilla y León". Su historia es la de un emprendedor de libro y manual.

"Planteé una idea en el Programa de la Fundación Ávila 1.131. En tres meses que duraba el proyecto comencé a construir la página web y la sociedad". Se unió a Iván Díaz Infantes, un socio estratégico. "La idea la tenía clara, sabía que podía tirar hacia adelante porque había una ausencia de lo que nosotros planteamos". Porque sin idea no hay nada, pero la suya tenía donde rascar. "Como entrenador de fútbol te sacas los cursos de nivel 1, 2 o 3, pero si quieres estudiar más te tienes que ir a un máster por el que pagas 5.000 euros. Nosotros lo que ofrecemos es un contenido impartido por la misma gente que da clases en esos másters pero por 70 euros. Es algo que no existía. Veía la necesidad de apostar por ello. Llevaba muchos años en el fútbol y veía que lo que podíamos ofrecer no existía". La acogida ha sido tal que su propuesta supera los 1.000 alumnos, sigue creciendo y mira a Sudamérica como un mercado en el que expandirse.

Aquella primera idea, presentada a la Fundación 1.131, ganó el Programa de Emprendimiento. "Sin el programa de incubación del 1.131 no hubiera salido adelante. Todo empezó ahí" recuerda. Se siente agradecido, como también a la figura de dos empresarios de Ávila que desde aquel momento "decidieron invertir en mi. Yo tuve la suerte de encontrar unas personas que me empujaron. Los jóvenes necesitamos apoyo para desarrollar las ideas o proyectos que lanzamos". En ese momento debía tomar la decisión. En su camino aparecía un trabajo en la UCAV, pero apostó por lo suyo. "Estuve seis meses sin cobrar". Pero de aquel esfuerzo, el resultado, porque aquella idea y proyecto fue ganado adeptos. "Nos seleccionaron como una de las empresas con más potencial de crecimiento de Castilla y León". Aquello le abrió las puertas para optar a fondos públicos, como los Next Generation. A partir de ese momento "es cuando nos cambia el chip". Ser seleccionados como una de las diez startup de educación con más proyección de España hizo el resto. "Eso creó una bola de hitos y premios que nos fueron empujando". Empezaron a tener un nombre y a despertar la curiosidad de los inversores. Era el momento de "dejar de pensar en que éramos un pequeño proyecto que había nacido en Ávila para empezar a pensar en crear algo gordo". El pasado mes de marzo fueron seleccionados para 'Lanzadera', la aceleradora de startups'de Juan Roig en Valencia. "Es el mayor hub de innovación que existe en España. Es como una universidad de emprendedores. Te forman gratis. Es una locura" describe Ángel Encinar tras haber estado estos meses. Una aceleradora donde ayudan a estas empresas innovadoras a contactar con inversores, formación legal, formación específica... Porque este tipo de proyectos necesitan ayuda. "En este mundo lo complicado es pasar de idea a ser empresa, de ser capaz de tener una idea muy buena, con potencial, a generar una empresa rentable capaz de llamar la atención de los inversores. Si algo hicimos bien fue precisamente darnos cuenta en su momento de que esto ya dejaba de ser una idea para convertirse en una startup con futuro. Y en ello nos han ayudado mucho todos los sitios donde hemos estado". Para quien no está metido en este mundo, una startup es una empresa de nueva creación que, gracias al uso de las nuevas tecnologías y el modelo de negocio, tiene grandes posibilidades de crecimiento. "Este mundo tiene dos aspectos, por un lado tienes que conseguir inversión para seguir escalando en muy poco tiempo, dado que puede salir otra idea mejor que la tuya y te le pisan, pero por otro lado está la faceta propia de un negocio en la que tienes que facturar, porque si no facturas el inversor no volverá a meter dinero. De nada vale tener una buena idea si no tiene buenos números". Y 'Construyendo fútbol' tiene ambas cosas. En el ejercicio pasado han sido capaces de conseguir una inversión de 285.000 euros. "Con ese dinero podemos ponernos en una posición de gasto durante dos años desde la que seguir creciendo".

Y es que para una startup crecer es casi una obligación. "A partir de ahora nuestro objetivo a corto plazo es multiplicar por cuatro la facturación para consolidarnos o levantar una nueva ronda de inversión que nos permita seguir creciendo y abriendo mercados. El reto que tenemos en los próximos meses es colocar el dinero que hemos obtenido en las palancas correctas para disparar la facturación".

Su empresa gira alrededor del fútbol, aunque ello es secundario. Lo es para sus inversores. "Muchos no entienden de fútbol. Lo que entienden es un modelo de negocio que puede generar mucho crecimiento". Lo es también para él. "Mi trabajo no es el fútbol. Yo hablo de ventas digitales, comportamientos de usuarios, programación, plataformas, inversión, fondos públicos.... Mi empresa es fútbol pero yo no hablo de fútbol. Estoy centrado en lo que hay por detrás y me gusta. Nunca pensé que me fuera a gustar tanto. Cuando empecé tenía mucho miedo". Miedo o responsabilidad, mejor dicho. "Es una responsabilidad saber que gente ha invertido mucho dinero en ti y no quieres fallarles. Hay momentos en los que te ves con mucha presión. Han invertido sus ahorros en mi idea, en mi equipo de trabajo y no quieres fallarles a nadie. Pero cada día mi trabajo me engancha más. No puedo estar un día sin trabajar. Cuando llega un viernes no pienso en salir". Puede que "no sea la vida normal de un chico de 26 años pero estoy muy contento". El tiempo que le queda, para la familia.

Todo ello lo hace desde Ávila, aunque reconoce que es complicado. De Google recibieron la llamada para mudarse. Tuvo la oportunidad de haberse quedado en Valencia, "pero decidí venir a Ávila. Y en mi equipo he querido coger a gente de Ávila. Tener una idea y hacerla crecer en Ávila tiene valor" defiende en una ciudad "que se queda pequeña rápido". Lamenta profundamente que "a Ávila le cueste tanto atraer y retener talento. Soy el primero que en ocasiones me pregunto qué hago yo aquí, en una ciudad sin empresas digitales. Cuando he buscado algún perfil profesional me he reunido con muchos jóvenes que cuando les dices que tienen que venir aquí a trabajar no quieren. Estamos hablando de una ciudad con empresas muy tradicionales en las que hay que dar el paso de la digitalización. La gente que ahora se forma quiere entrar en unos trabajos que aquí no hay. O digitalizamos las empresas para que los jóvenes de Ávila se queden aquí trabajando o se van a ir. Es verdad que es un mundo novedoso, pero la ciudad tiene potencial para crecer. Si el talento no encuentra cómo y dónde crecer, se va". De momento él y su equipo de trabajo -alrededor de una decena- se quedan. Y a este tipo de chicos hay que cuidarles.