Nuevo renglón de lectura en la tumba de Abd Allah

D. Casillas
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El director del Museo de Ávila, Javier Jiménez Gadea, ofreció ayer los nuevos descubrimientos sobre la inscripción de ese singular sepulcro musulmán del siglo XV, elegido 'Pieza de Invierno'

El Museo de Ávila, dependiente de la Junta de Castilla y León, presentó este jueves al público su 'Pieza de invierno', programa expositivo para el que ha elegido el sepulcro de Abd Allah ibn Yusuf 'El Rico', un conjunto funerario del año 1492 sobre el que el director de la institución, Javier Jiménez Gadea, ofreció un nuevo acercamiento con datos hasta ahora desconocidos.

La principal novedad sobre esta pieza, explicó el director del Museo, es que la aparición de la mitad de una de las dos piedras que componen el conjunto –se sabe que había una más, pero se desconoce su paradero– ha permitido ampliar la lectura primera de la inscripción, lo que ha abierto la puerta a situar la fecha del asesinato que relata ese sepulcro con mucha aproximación, y además desde un punto de vista en el que cabe una valoración histórica del pueblo musulmán.

Recordó Javier Jiménez que la elección de la 'Pieza del mes', que no cambia mensualmente sino que «hacemos coincidir con las estaciones», es debido a que son «piezas de nuevo ingreso o piezas antiguas sobre las que se ha producido alguna novedad desde el punto de vista de la investigación, o de la restauración, que hacen que tengamos una información novedosa sobre ella, y este ha sido el caso».

Del sepulcro de Abd Allah dijo el ponente que «es un viejo conocido del Museo, porque en realidad está aquí desde su fundación en 1911, y también es viejo conocido en la ciudad de Ávila porque siempre estuvo a la vista, ya que antes de llegar al Museo estuvo en la lonja meridional de la iglesia de Santiago, y es asimismo un antiguo conocido de los investigadores, porque sobre él se publicó por primera vez en el Boletín de la Real Academia de la Historia en 1888, luego ha seguido publicándose, y yo mismo lo hice en Cuadernos Abulenses en 2002».

Como resultado de todos esos estudios, siguió el director del Museo, «hemos podido saber que la pieza ha llegado hasta hoy fragmentada en tres partes; dos de ellas se han conservado siempre en el Museo, la piedra larga que se situaba sobre el suelo y una mitad de una de las dos verticales que había en el monumento original acompañando a la horizontal, de las cuales la otra nunca ha aparecido y ni siquiera sabemos si se conserva o no».

De la pieza vertical que se ha conservado «sabemos que en algún momento fue partida en dos mitades por su eje vertical para reutilizarla como elemento constructivo; una de esas partes se conservó en el Museo Catedralicio y la otra llegó al Museo junto con la pieza larga horizontal. Como consecuencia de todos los estudios realizados sobre este monumento, especialmente con el realizado por mí en 2002, se pudieron poner en relación todas las piezas y se pudo leer la inscripción continua, pero físicamente la pieza permanecía en la Catedral».

Tras hacer esa introducción, adelantó Jiménez Gadea que «la novedad es que ahora la Catedral ha cedido en depósito al Museo esa mitad de la piedra vertical para que pueda reconstruirse todo el monumento, hecho que es importante por dos motivos: primero, porque nos permite reconstruir el monumento, o lo que nos queda de él; y segundo, porque al hacer eso se ha añadido un nuevo renglón de lectura, que no modifica la lectura anterior pero sí añade un dato interesante y bastante sorprendente que no conocíamos hasta ahora».

En los estudios anteriores «habíamos leído lo que hay en esas piedras y habíamos hecho una proyección sobre lo que pudo poner en las que no hemos encontrado». Del cipo partido en dos y ahora reconstruido «supuse que lo que recogía era el día y el mes del fallecimiento de Abd Allah, porque la inscripción dice en el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Éste es el sepulcro de 'Abd] Allah ibn Yusuf, el Rico, asesinado injustamente. ¡Que Dios se apiade de él! Murió, y ahí es donde se pierde porque el cipo estaba partido, y luego sigue diciendo del año de la Hégira de nuestro profeta Muh. ammad, ¡que Dios lo bendiga y lo proteja!, … cientos ... ¡Que Dios nos reúna con Él en el Paraíso! No hay poder ni gloria excepto en Dios, el Altísimo, el Sabio. No hay vencedor excepto Dios». 

veinte años. Teniendo en cuenta que «según las fórmulas conocidas de las inscripciones funerarias islámicas antes de decir el año se decía el día y el mes del fallecimiento, yo suponía que iba a estar ese dato en la piedra nueva, pero no ha sido así sino que, curiosamente, lo que dice son los años que tenía el asesinado». E insistiendo en que «todo esto es hipótesis, porque la piedra está rota, creo que por lo que queda se puede reconstruir que Abd Allah murió a los veinte años, y luego viene lo más sorprendente, que muere en 1492, el año de la toma de Granada. Y por la documentación de archivo del juicio que hemos podido poner en relación, hay un dato interesante que nos dice que el crimen sucedió poco más o menos diez meses antes del 26 de noviembre, y eso nos sitúa en el mes de enero, que fue el de la toma de Granada por los Reyes Católicos».

Pero eso no es toda la novedad que ha aportado el último estudio del sepulcro, siguió Javier Jiménez, ya que también ha descubierto que «parece que antes de decir la fecha concreta del asesinato hace una alusión al año en el que se tomó Granada, pero lo dice de manera metafórica, con un cierto tono de queja o de desastre, porque es un musulmán y por mucho que no fuese granadino y perteneciese al Reino de Castilla pertenecía una comunidad con problemas, y lo deja caer con una frase más o menos misteriosa diciendo que 'murió a los veinte años de edad en el año en el que un águila causó el desastre de Granada'. Y ese águila es la metáfora que representaba a los Reyes Católicos, era su emblema heráldico y estaba muy visible en Ávila porque se estaba construyendo la iglesia de Santo Tomás, en cuyo coro hay un águila espectacular y en cuya fachada también hay otro».

Esa, apuntó Javier Jiménez, «es la hipótesis que hago a raíz de ese nuevo renglón que ha podido leerse, que podría ser el primer testimonio escrito de un musulmán ante esos hechos, y que además tiene el añadido de que está en la tumba del hijo de quien la mandó hacer; por eso tiene la connotación triste en dos sentidos: el asesinato de su hijo y la toma de Granada».

Que la tercera piedra del sepulcro que falta «pueda ser encontrada algún día», acabó el director del museo, «es una posibilidad en principio difícil, ya que puede estar cerca de donde aparecieron las otras partes pero quizás esté del revés y no se vea, o puede que fuese también partida en varias partes y su hallazgo sea más complicado».