Eduardo Blázquez revisa la figura de la reina Juana

D. Casillas
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Se acerca a la vida de una monarca maltratada por la Historia a la que considera que es justo reivindicar

Eduardo Blázquez revisa la figura de la reina Juana

Acaba de salir a la luz, fruto de la pluma y la labor de investigación y reflexión histórica y estética del profesor abulense Eduardo Blázquez, un libro que aborda la figura de la reina Juana I de Castilla (mal llamada 'la loca') desde una perspectiva nueva en la que los hechos que jalonaron su día a día se mezclan con las evocaciones que su vida provoca en quien la atisba desde un presente por fortuna ya libre de muchos prejuicios y, lo que es también importante, abierto a nuevas visiones de su dura realidad.

El libro, que tiene como coautor a Errikarta Rodríguez y cuya portada recrea a la monarca que recreó Francisco Pradilla en la célebre pintura que la muestra sufriendo ante el féretro de su marido, ofrece, tal y como explica su hacedor abulense, «una versión de Juana I distinta», centrada en «su estancia en Tordesillas» y «en sus vivencias con su hija Catalina», conformado todo ello a modo de un «texto distanciado de la novela histórica, articulado por monólogos que la reina legítima tiene ante los espejos del palacio, disertaciones que permiten recordar acontecimientos del pasado».

El libro, que aún no habíamos dicho que lleva por título Juana I, Reina Sonámbula, recrea para el lector «las ensoñaciones» de la reina en ese momento de su vida, en el cual, «entre recuerdos, rememora acontecimientos de su vida, relatos memorables de una heroína con capacidad para ir construyendo una historia sobre la épica de la lealtad».

Entre «la ficción y la realidad», nunca con el objetivo de llevar a cabo una novela histórica, ese homenaje a Juana I apuesta por «recorrer los ideales estéticos de una diversificada iconografía femenina», haciendo que «el devenir de la protagonista defina un programa de exaltación de los ideales de belleza del Renacimiento» y que «la seriación de espejos simbólicos con los que dialoga Juana I trasluzca la ambivalencia del deseo unificador del sombrío expresionismoseptentrional con el neoplatonismo italiano».

Explica Eduardo Blázquez que la figura de Juana I de Castilla «ha sufrido, como la de otras muchas mujeres, el sesgo machista de cronistas e historiadores, y la etiqueta de 'La loca' la lleva inevitablemente ahí, pero es un personaje que en el libro se superpone a todo ese debate para destacar la importancia que tiene la lealtad de una reina legítima que hasta el final tenía que firmar los documentos importantes del país».

Defiende el profesor universitario abulense que Juana I «siempre fue reina, tanto que su hijo Carlos deja el imperio en manos de Felipe II cuando ella muerte en 1555», y que quizás «la reina por excelencia, ya que posiblemente no hubo una tan leal a lo largo de la Historia, una mujer que fue capaz de sobreponerse al marido, al padre y las traiciones de su hijo».

momento complejo. Además, sigue reivindicando Eduardo Blázquez su singular valía, «vivió en un momento histórico muy complejo en el que no era nada fácil reinar, y menos siendo una mujer, porque aunque tenía el precedente de su madre, Juana tenía muchas cosas en contra, era mucho más apasionada que Isabel, estaba mucho más centrada en los temas culturales o sensibles, y aunque no vamos a ponerle ninguna etiqueta era tan moderna para su tiempo que su madre se quejaba en ocasiones de que su hija no iba a la capilla, que no rezaba».

Frente a quienes estaban contra ella, continúa explicando el autor del libro, «Juana también tenía a sus incondicionales, aquellos que consideraban que era una reina de raza, muy nuestra, muy castellana, y eso pesa muchísimo porque el personaje sigue gustando mucho», méritos «enormes» que no eviten que «sigamos castigando con topicazos a un personaje en el que también destacaba mucho la cultura que en parte había heredado de su madre, la higiene, el cabello, la vestimenta. En el norte de Europa la 'hermosa' en el sentido más amplio era ella, y sorprendía su puesta en escena en las cortes de Flandes, de Malinas, en toda esa cultura, incluso va a Inglaterra y se enamoran de ella».

Los textos están acompañados por una generosa profusión de fotografías que reproducen obras de arte, esencialmente del Renacimiento, elegidas para mejor contextualizar la figura de la reina Juana en el momento histórico que vivió.