Ardo en deseos de conocer el discurso que pronunciará Ramón Tamames en la defensa de la moción de censura de Vox que le propone como candidato. Y me gustaría saber también la lista de ministrables que maneja por si acaso prosperara la citada iniciativa. ¿Tiene previsto todo ello don Ramón o vamos a asistir, como parece, a una charlotada (¡qué pena que desaparezca esta palabra!) en la que el antaño admirado economista protagonice el papel del bombero-torero?. Incógnitas aparte, sigo flipando con el visto bueno del señor Tamames a la movida propiciada por Abascal. ¿Qué le aporta a su prestigiosa (y chaquetera) carrera política?, ¿necesitaba su ego llegar a una situación que puede degenerar (si no lo está ya) en un ridículo histórico?, ¿qué puede aportar a sus casi 90 años un ex comunista, ex Izquierda Unida (a través de la Federación Progresista que creó), ex CDS (engañó a Adolfo Suárez)? Misterios que solo pueden desvelar el propio Tamames y un Abascal que no se ha atrevido como candidato contra Pedro Sánchez, sabedor de que ni iba a salir adelante la moción ni iba a mejorar su imagen. Y sabedor, asimismo, de que la iniciativa es, en realidad, una burla contra la democracia parlamentaria, contra el sistema nacido en la Constitución de 1978, en definitiva contra todos los españoles. De la moción–Tamames se han dicho ya muchas cosas y las que vendrán. Solo nos falta saber las verdaderas razones que han llevado a don Ramón a secundar, aquí y ahora, esta maniobra. Lo que nos lleva a preguntarle si cree en lo que Vox, su jefe de Zumosol, propugna. Es decir, acabar con el estado de derecho. Lo demás es farfolla, ripio, palabras que enmascaran en vez de poner sobre la mesa las auténticas intenciones. ¿Y a eso se ha prestado Ramón Tamames? Me duele reconocerlo, sobre todo cuando aún conservo (y han pasado muchos años) mi admiración por su genial y espléndida «Estructura de la Economía Española», que fue referencia ineludible de varias generaciones. Y ahora…Dese una ducha, don Ramón, antes de pontificar en el Congreso. Dios todo lo perdona, especialmente a los arrepentidos.