Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Buen año, con matices

04/01/2023

A la hora de valorar los últimos datos de paro y de empleo conocidos hay quien prefiere mirar a lo que ha sucedido en el mes de diciembre, mientras otros prefieren tomar altura y enjuiciar que es lo que ha ocurrido a lo largo de todo el año que ha terminado. La diferencia estriba en que hay quien considera más beneficioso para sus intereses ver los árboles que ocultan el bosque a ver la masa de empleo generada. Como el mes de diciembre ha presentado peores datos que en otros años se pone el acento en que la evolución en la creación de empleo se ralentiza. Sin embargo, en el cómputo anual el empleo ha crecido muy cerca de la cifra mítica del medio millón de afiliados más a la Seguridad Social con 20,3 millones de personas trabajando y el paro sigue situado por debajo de los tres millones de desempleados.  

Sin ningún tipo de complacencia, mientras el desempleo siga en cifras tan elevadas y se mantengan altas tasas de temporalidad y precariedad, no se puede negar el efecto benéfico que ha tenido la contrarreforma laboral en esos dos capítulos y en otros como el descenso del paro juvenil. Que la ley impulsada por Yolanda Díaz saliera adelante por el error en la votación del diputado popular Alberto Casero no debe hacer olvidar que la votación estuvo a punto de fracasar por la traición a su partido de los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro y por la falta de apoyo de algunos de los partidos del bloque de la investidura, que jugaron a aprendices de brujo. Sobre todo ERC.    

Que a pesar de la incertidumbre generada por la guerra de Ucrania y su derivada del incremento de la inflación, el mercado laboral haya tenido un comportamiento estimable indica que la economía española aleja el riesgo de la recesión y hace buena la frase de que la mejor política social es la creación de empleo, cuanto más estable e indefinido mejor para que jóvenes y familias puedan cimentar sus proyectos vitales.   

No obstante, las cifras publicadas indican que seis de cada diez contratos firmados en España fueron temporales, y se mantiene la polémica sobre cómo se cuentan los fijos-discontinuos y en ese sentido el 74% de los contratos no estuvieron bajo el amparo del contrato fijo. Habrá que esperar a ver como resuelve está polémica un futuro gobierno del PP y si lo que ahora se considera empleo temporal para rebajar la satisfacción del Gobierno se sigue contando igual o se computa como fijo tal y como marcan las series estadísticas en España y en Europa.  

Sin duda algo habrá tenido que ver la reforma laboral que entró en vigor hace un año en que dos de los grupos humanos que más padecen el efecto del desempleo cuando se acelera una crisis económica, las mujeres y los jóvenes, se encuentren en mejores condiciones laborales, con el número de paradas más bajo desde 2009, con el mayor número de jóvenes de menos de 25 años trabajando desde 1996 y con tres de cada cuatro menores de 30 años con un contrato indefinido.    

2022 ha sido sin duda un buen año para el empleo, pese a los síntomas de ralentización que presenta. Las previsiones apocalípticas sobre destrucción de puestos de trabajo no se han cumplido, ni ha afectado la subida del Salario Mínimo Interprofesional ni otra serie de medidas económicas, pero se debe mantener la exigencia de rebajar aún más las tasa de temporalidad.