"La huelga del 88 fue un varapalo de imagen para el Gobierno"

E.C.B
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Sergio Gálvez presenta en Ávila su libro 'La gran huelga general' dentro de la programación cultural de CCOO. Un estudio sobre esa huelga que movilizó a 8 millones de personas y que supuso "un hito en la historia del movimiento obrero en España"

"La huelga del 88 fue un varapalo de imagen para el Gobierno" - Foto: Isabel García

El 14 de diciembre de 1988 España se paralizó. Alrededor de 8 millones de personas, en torno al 90% de la población ocupada, secundó una huelga general que supuso «un hito en la historia del movimiento obrero en este país, en un momento de crecimiento, tras la entrada en la Unión Europea, pero también marcado por un mercado laboral en el que cada vez había más precariedad», según palabras de Sergio Gálvez Biesca, doctor en Historia Contemporánea y autor del libro 'La gran huelga general. El sindicalismo contra la «modernización socialista»', que este miércoles fue presentado en el Episcopio de Ávila dentro de la programación cultural del sindicato Comisiones Obreras.

Más de 700 páginas sobre el último gran conflicto social antes de la convergencia hacia el neoliberalismo que surgieron a raíz de su tesis doctoral sobre la época socialista y con el objetivo de tratar un hecho de gran relevancia que hasta ese momento no contaba con ninguna monografía.

El detonante de aquella huelga general, según explicó Gálvez, fue «que el Gobierno intentó aprobar, y de hecho aprobó, un Plan de Empleo Juvenil que precarizaba el mercado laboral, sobre todo para la entrada de las nuevas generaciones de trabajadores, que ya venía muy precarizada. Era lo que ahora podríamos llamar los 'contratos basura'». «Eso terminó con la paciencia de las organizaciones sindicales, pero también de las juveniles y vecinales y fue un punto de inflexión en la historia de España», afirmó.

La clave de su éxito, a juicio de Sergio Gálvez, fue que «sobrepasó a los sindicatos, que la organizaron y dirigieron, convirtiéndose en algo más que una huelga obrera, porque fue una huelga social e interclasista que movilizó a muchos trabajadores que de otra manera no lo hubieran hecho». Y es que, como apuntó, «había tanto hastío contra el Gobierno socialista que encabezaba Felipe González que se generaron muchas frustraciones por ese anhelo de cambio que no se producía, al contrario, la clase trabajadora y sobre todo los jóvenes veían cada vez más precarizada su forma de vida y al final terminó aunando a un montón de colectivos relacionados o no con los sindicatos».

Otro hecho clave fue que RTVE dejara de emitir a las doce. «Un fenómeno único que no se podría repetir nunca más», comentó Sergio Gálvez, pues «hay que entender que TVE era la única cadena que había y ese corte, en el que sus trabajadores se jugaron los puestos de trabajo, tuvo un gran impacto psicológico, también en las zonas rurales donde las organizaciones obreras y de otro tipo no llegaban. Cuando la gente vio que se cortaba la emisión se dio cuenta de que la huelga iba en serio y el país se paralizó».

Y para el Gobierno socialista de Felipe González, esta huelga «supuso un varapalo de imagen porque ellos iban con un proyecto de modernización socialista que era todo éxitos, y ahí se vio que ese proyecto estaba generando grandes costes sociales y humanos, y sobre todo, lo más grave para el PSOE es que se vio que no eran imbatibles, quizás no en las urnas a corto plazo, pero sí a nivel social y político. De hecho tuvieron que retirar el Plan de Empleo Juvenil y se produjo un giro social, pues tuvieron que ceder en cuestiones que ni siquiera eran negociables 12 meses antes», subrayó el autor.

Se ha dicho que la huelga general del 14 de diciembre de 1988 supuso el final del consenso a nivel social que se había empezado a crear en la Transición, pero para Sergio Gálvez esa concertación social «es un mito, porque nunca la hubo como tal». Explicó en ese sentido que «entonces solo se produjeron pequeños acuerdos sociales, como el Nacional de Empleo tras el golpe de estado del 23-F, pero el resto de acuerdos sociales se hicieron sin Comisiones Obreras, es decir, sin el sindicato de clase más relevante de este país, que fue excluido de los grandes acuerdos, como el Económico y Social de octubre de 1984».