En Toledo les esperaba Federico Martín Bahamontes, que en este 2019 cumplía 60 años de su victoria en el Tour de Francia, y en Ávila les despidió Julio Jiménez, ‘El Relojero de Ávila’, que en el 50 aniversario de su retirada cortaba la cinta de salida y daba el pistoletazo de salida a una etapa de 165 kilómetros y que arrancaba desde la explanada del Lienzo Norte con todos los corredores mirando al cielo, a la posibilidad de lluvia y a un viento que podían convertirse en enemigos inesperados. Todo ello en una zona de salida a la que se acercaron cientos de aficionados. Quisieron estar con sus ídolos. Valverde, Miguel Ángel López, Quintana, Roglic… y sobre todo Diego Rubio. Está en su tierra y se notó. Porque fueron muchos los que quisieron hacerse la foto con el corredor del Burgos BH en una jornada «muy especial» para el de Navaluenga.

«Vamos a salir a por ello, pero será una etapa muy difícil» señalaba el abulense antes del control de firmas. Antepenúltima etapa de una Vuelta a España «durísima para todos» pero en la que se ha encontrado bien. Ganas en el de Navaluenga en una jornada que transcurría por sus carreteras, por las que entrena a diario y a las puertas de un sábado con «un etapón». Ya avisa el abulense que la penúltima etapa será para él una jornada «para disfrutar, no es una etapa para mí». Será el tramo final de una edición 2019 en la que ha podido subir al podio de la Vuelta para recibir el premio a la combatividad pero en la que ha quedado lo colectivo, pues «ha sido una vuelta muy bonita, con el maillot de la montaña y el doblete en Javalambre».

Le hubiera gustado una etapa así a Julio Jiménez. «Con la Vuelta a España sólo pasé una vez por Ávila, en dirección a Madrid, y lo hice escapado con Enrique Sanchidrián». Le hubiera gustado una salida y llegada desde su ciudad y le hubiera gustado un final de edición como el que ha diseñado Carlos Sastre para este sábado. «Con seguridad, si corro la etapa de mañana –por este sábado– llego solo a Ávila. Si hubiéramos tenido este tipo de etapas en nuestra época, hubieran sido etapas que hubiéramos ganado los abulenses. Son una maravilla los finales de etapa que hay ahora. Alguno no se imagina lo que le espera este sábado».

Hacia Toledo con guiño a Julio Jiménez - Foto: Belén GonzálezEncantados los aficionados con la presencia de la Vuelta a España y encantada la organización de regresar a la ciudad. Porque «llegamos como queríamos» comentaba Javier Guillén, director de Unipublic mirando al fin de semana, con un líder «sólido pero con un podio que no está decidido». Los que parecen decididos para tratar de seguir contando con la Vuelta en la ciudad es en el Ayuntamiento. Jesús Manuel Sánchez Cabrera, alcalde de Ávila, se reconocía «abierto» a acoger próximas ediciones. «Es un evento único. El ciclismo es un deporte arraigado en nuestra tierra y los abulenses nos sentimos ciclistas y aficionados. Además, es una ocasión única para que a través del ciclismo se conozca nuestra ciudad y provincia».

Diego Rubio, en su tierra se llevó el protagonismo

Todos buscaron la foto con Valverde y Quintana, hicieron cola para conseguir el ‘selfie’ con Purito Rodríguez, pero nadie faltó a la cita en los alrededores del autobús del Burgos BH, donde Diego Rubio aparecía poco antes del control de firmas  en una jornada muy especial. Le esperaban los aficionados, la prensa, antiguos ciclistas, autoridades –empezando por  el alcalde de Navaluenga, Armando García– y su familia, que quiso estar junto a Diego en un día muy especial para el de Navaluenga. No siempre se tiene la oportunidad de disfrutar de la Vuelta a España en tu tierra. «Es un día muy especial, para disfrutar».