LA  alimentación se encareció un 15,2% en noviembre respecto al año pasado, según el dato oficial del INE, aunque hay productos más afectados que otros. Para ayudar a las familias y tratar de aliviar algo el alza de precios, el Gobierno aprobó dejar sin IVA a partir del 1 de enero, y hasta el 30 de junio de 2023, varios alimentos de primera necesidad, en concreto la leche, los huevos, las frutas, las verduras, las hortalizas, las legumbres, los quesos, el pan, las harinas panificables, los tubérculos o los cereales. Asimismo, y según ya está publicado en el BOE, se baja el IVA del aceite de oliva y el de semillas y la pasta alimenticia del 10% al 5%. Con todo, los porcentajes volverán a los habituales a partir de mayo si la tasa interanual de la inflación subyacente del mes de marzo, publicada en abril, sea inferior al 5,5 por ciento, aclara el Gobierno.

El Ejecutivo  quiere que la reducción del tipo impositivo beneficie íntegramente al consumidor, sin que, por tanto, el importe de la reducción pueda dedicarse total o parcialmente a incrementar el margen de beneficio empresarial con el consiguiente aumento de los precios en la cadena de producción, distribución o consumo de los productos. Para controlarlo, se anuncia que habrá un seguimiento.

La medida, anunciada el martes, ya está teniendo las primeras reacciones en la provincia, desde las de algunos consumidores, que creen que es insuficiente y no se notará nada en la cesta de la compra, hasta la de algunos establecimientos, que apuntan a que toda bajada es «bienvenida», aunque confirman la idea de que en algunos productos no se notará mucho.

Así lo aseguran desde el Supermercado Hernando de la capital abulense. Su responsable explica «todo lo que baje el precio está bien, porque aunque sean unos pocos céntimos si se consumen a diario van sumando», pero en productos como la leche «la bajada del IVA en un 4% no se notará en el precio final» porque «hay problemas de suministro y va a seguir subiendo». «En las harinas, por ejemplo, ni el precio ni el IVA son muy altos», así que el consumidor normal «lo notará poco», prevé José María Hernando, que cree que la medida tendría un mayor impacto si alcanzara productos como la carne o el pescado, que representan más de un tercio de la cesta de la compra y tienen un mayor coste. 

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