Desde el Tiétar, al mundo entero

Marta Martín Gil
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El pequeño Romeo, abulense de cuatro años, se ha vuelto viral al lanzar junto a Lucía, su madre, un potente mensaje en Instagram pidiendo etiquetas inclusivas en bricks y latas. Su vídeo suma ya 14,9 millones de visualizaciones

El pequeño Romeo, desde su cocina, al mundo. - Foto: @lucialovesromeo

Dicen que grano no hace granero pero ayuda al compañero. El refranero español es sabio. Aunque en esta ocasión, un niño de sólo cuatro años que vive en un pequeño pueblo de la zona del Valle del Tiétar, le ha demostrado que podría ir más allá: dar un salto de gigante como el que él y su madre acaban de dar y transformar ese pequeño grano de arena en toda una montaña en cuestión de minutos. 

El milagro lo han obrado las redes sociales. Instagram, para ser más exactos. Y el granito del que les hablamos tenía forma de vídeo. Vamos al comienzo de la historia.

Romeo tiene discapacidad visual. La tiene desde su nacimiento. Pero eso no le impide vivir una vida plena y feliz con sus padres, Lucía yRoberto, y con toda la gente que le quiere, que es mucha.

Gracias a la cuenta que su madre tiene en Instagram (@lucialovesromeo) son infinitas las personas que asisten a su desarrollo y crecimiento. Y a cómo, con desparpajo, valentía y curiosidad, va resolviendo los pequeños (y grandes) retos que la vida le va presentando.

Ahora Romeo se encuentra inmerso en el aprendizaje de la lectura y escritura en braille. «Le encanta», nos descubre Lucía, que se emociona, claro, al hablar de Romeo.

Y ese interés del pequeño por la que va a ser una de sus maneras de descubrir el mundo le hizo plantearse, hace no mucho tiempo, por qué las etiquetas de latas, bricks y otros envases que él compra en el supermercado no están escritas en braille. Fue entonces cuando hizo una reflexión en un vídeo que su madre compartió en la conocida red social, y en el que, también, pedían que las marcas y empresas de estos productos, tomaran nota del tema.

Y lo que en un principio parecía un vídeo más de los muchos que Lucía comparte con sus seguidores (que son 124.000, ni más ni menos) se transformó en un vídeo viral que ya han visto más de 14,9 millones de personas en todo el mundo. Impresionante.

«Da vértigo, sí», nos reconoce Lucía, «porque jamás pensé que algo así podría pasar».

Tanto vértigo que Lucía confiesa que el primer día llegó a pasarlo, incluso, mal. «Es que no sabía si eso iba a ser para bien o para mal», plantea esta joven madre.

Pero al día siguiente el sol salió de nuevo. Y Lucía comprendió, nos cuenta, que de todo lo que estaba ocurriendo se iban a poder sacar muchas cosas buenas, como ya está pasando. «Porque es que es algo que se necesita y que llevamos pidiendo mucho tiempo», se refiere a las etiquetas inclusivas sobre las que el Boletín Oficial delEstado (BOE) anunciaba el pasado mes de febrero que debían estar operativas en un plazo máximo de un año, es decir, a comienzos del año que viene.

A raíz del vídeo de Romeo, han sido varias las marcas que ya se han puesto en contacto con Lucía para informarle de que ya tienen puesto el proceso en marcha. Y otras, como una pequeña conservera gallega, nos descubre Lucía, ya cuentan con el braille en sus etiquetas. «El que las marcas lo hayan visto para mí ya es un gran adelanto», reflexiona la madre de Romeo, para la que el hecho de que muchas personas se hayan puesto gracias al vídeo en la situación de una persona con discapacidad visual es también un gran logro.

Porque, ¿alguna vez se han parado ustedes a pensar cómo una persona ciega puede distinguir una lata de atún de una de calamares? O lo que es peor (e incluso, más peligroso aún), ¿cómo un niño distingue un brick de zumo de uno de vino?

Romeo se plantea esas cosas a diario. Y se las traslada a su madre, que junto con su padre realiza una encomiable labor didáctica con el pequeño. «Romeo es súper curioso», nos dice, «y viene siempre conmigo a la compra.Todo lo que va al carro pasa antes por sus manos. Y es entonces cuando empiezan las preguntas».

Romeo está empezando en el colegio con la lectoescritura en braille. Para ello cuenta con el importante apoyo de una profesora de la ONCE, que le acompaña algunos días a la semana en sus clases. «Está en prebraille, se hace poco a poco», comparte con nosotros Lucía, «para que lo disfrute».

Y vaya si lo disfruta. Romeo, como cualquier otro niño de cuatro años que se acerca por primera vez a las letras, se emociona con cada uno de sus avances. Y los comparte orgulloso en casa.

Por eso no puede esperar a poder llevar a la práctica todo lo aprendido y leer de corrido cada una de las cosas que salgan a su paso.También los envases.

Él, ahora, es consciente de que algo importante está pasando. Que su vídeo lo está viendo mucha gente. Que otros muchos han descubierto gracias a él lo que es el braille. Y que parece que queda menos para que su reivindicación, y la de tantas otras personas con discapacidad visual, llegue a buen puerto.

Desde aquí vuela nuestro aplauso y cariño a su casa. Enhorabuena, familia.