«El periodismo religioso de los 60, muy metido en lo social"

D.C
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Juan Cantavella abrió ayer el ciclo de presentaciones de libros escritos por periodistas hablando de la figura de Manuel de Unciti, sacerdote e informador que trabajó por «la renovación de la Iglesia española»

«El periodismo religioso de los 60, muy metido en lo social" - Foto: David Castro

El periodista Juan Cantavella abrió este miércoles el ciclo de presentaciones de libros escritos por profesionales de la información que, organizado por la Asociación de Periodistas de Ávila con la colaboración del Ayuntamiento, traerá a nuestra capital a tres destacados informadores que se han apuntado al reto de escribir libros muy relacionados con su apasionante labor de vivir pegados a una realidad de interés general.

El libro  que inauguraba el programa es Manuel de Unciti, misionero y periodista, un acercamiento a la vida y la obra de un sacerdote, periodista y formador de periodistas muy comprometido en la acción misionera de la Iglesia, un personaje en cierto modo relevante para la sociedad española de finales del siglo XX pero que «es injustamente desconocido por la mayoría de los españoles».

Unciti, resumió Juan Cantavella, «era una persona a veces discutible y polémica, pero era sobre todo íntegro, vigoroso, solidario, un creyente muy fuerte, muy firme», valores «que siempre supo llevar al periodismo», un mundo al que llegó un poco «sin buscarlo». Eso fue así, añadió, porque «él en principio no tenía una vocación periodística, lo que quería era ser sacerdote, y lo fue, pero circunstancias de la vida hicieron que estudiara en la Escuela Oficial de Periodismo y entonces descubrió el periodismo, algo que no había pensado con antelación pero que cuando lo conoce le encanta. A partir de ahí continuó trabajando como sacerdote, pero comienza a escribir en los periódicos y a eso se dedica toda la vida, un trabajo que hace como un auténtico profesional».

periodismo religioso. A dar mayor trascendencia a la labor de Manuel de Unciti, explicó Cantavella, ayudó no poco el hecho de que «llega al periodismo en los años sesenta, que es cuando surge en España una plétora de curas y de laicos que se dedican al periodismo religioso, que tenía en aquellos años una gran presencia en nuestra sociedad, por dos razones: la primera, porque el Concilio Vaticano II impulsó una renovación de la Iglesia, y eso se tenía que traducir en una adaptación de las mentalidades de los cristianos en esa línea; y la segunda, que en aquel tiempo la Iglesia había estado sometida al franquismo, y era un momento en el que se dan cuenta de que eso es absurdo, que tiene que producirse un desenganche, y en esa línea es en la que actúan muchos informadores, incluido el padre Unciti, para destacar estos dos aspectos de la Iglesia».

Es lógico por esas razones, siguió Juan Cantavella, «que hubiese entonces un periodismo que era al mismo tiempo religioso y social, porque son dos aspectos que en aquellos tiempos no se separan, el periodismo religioso que se hace no es de procesiones sino que está muy metido en lo social, en lo que es la vida de los ciudadanos normales, y sobre todo de los pobres».

Ese periodismo que aquellos años tuvo tanta importancia sería impensable hoy, porque «la sociedad española ha cambiado mucho, la presencia de la Iglesia en la sociedad española de nuestro tiempo no se puede comparar con lo que tenía hace 50 años ya que ahora hay un abandono de los presupuestos cristianos en la sociedad, donde lo cristiano ha quedado marginado por completo, y por lo tanto tampoco tiene eso tanta presencia en los medios de comunicación».