Importantes proyectos de hostelería para la Sierra de Ávila

P.R.
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Emprendedores de la zona demandan una mejora en las comunicaciones entre los pueblos y que sea una realidad la llegada de la fibra a estos municipios de la Sierra

Palacios de Ortigosa y Manjabálago - Foto: Cedidas

Un grupo de empresarios sevillanos han desembarcado en la Sierra de Ávila, de la mano del empresario sevillano del sector  hostelero Fernando Ceballos para poner en marcha en la Sierra de Ávila importantes proyectos en el ámbito de la hostelería en esta zona de la provincia, concretamente en el municipio de Ortigosa del Rioalmar. 

El primer establecimiento que ha abierto el empresario Fernando Ceballos ha sido un restaurante en un edificio histórico que han restaurado, un antiguo Palacio del siglo XVI, relacionado con Santa Teresa. Este restaurante se inaugurará oficialmente con una gran fiesta el sábado 21 de mayo.

«He contagiado mi pasión por Ortigosa a un grupo de amigos y empresarios sevillanos. Estamos haciendo un complejo de casas rurales en Ortigosa que queda poco para acabarlo», señalaba el empresario sevillano afincado en Ortigosa. En la última etapa tienen previsto hacer un hotel boutique rural en este mismo municipio de la provincia de Ávila.

Palacios de Ortigosa y ManjabálagoPalacios de Ortigosa y Manjabálago - Foto: Cedidas«Esta zona es la gran olvidada de la provincia», se lamentaba Ceballos porque «todo el mérito se lo lleva Gredos y toda esa parte, pero la Sierra de Ávila tiene un encanto especial. Y es una pena que no haya estado nunca en las rutas oficiales. Ahora pretendemos ponerla en valor», defendia el empresario sevillano afincado en Ortigosa.  Su implicación con el pueblo y la zona es total. De hecho, en la actualidad es el alcalde del municipio Manjabálago-Ortigosa, ya que se presentó a las últimas elecciones municipales  y fue refrendado por los vecinos.

La familia materna de Fernando Ceballos es  de Ortigosa, y reconoce que la zona la conocía desde la infancia porque  venía a esta zona en vacaciones. «Hace tres años decidí que mi familia se mudara aquí, a la Sierra de Ávila, para probar qué tal nos iba. Yo quería meter a mis hijos el veneno por la Sierra de Ávila que siempre he tenido. Me vine con mi mujer y  mis hijos pequeños. Nos pilló la pandemia y hemos estado aquí mejor que en cualquier sitio. Después  optamos por quedarnos».  

El edificio que han restaurado para convertirlo en restaurante ha sufrido fragmentaciones despues de cinco siglos. «Ahora  el edificio del palacio tiene tres propietarios. La parte nuestra, que es un tercio del edificio, estaba en una situación de abandono. La reforma se ha realizado respetando al edificio histórico y el entorno natural en el que se encuentra, señala su promotor. «Hemos tratado de conservar la esencia del edificio. Se trataba no solo de rehabilitar un edificio histórico en la sierra de Ávila sino  también dinamizar la Sierra y Ortigosa».

Cuando entras en el interior del restaurante sorprende el suelo, diseñado por un escultor amigo. «Se creó un fondo como si estuvieramos andando sobre el agua», que impacta cuando accedes al interior.

Defiende el empresario sevillano que en estos momentos la iniciativa privada está haciendo más por la Sierra que las instituciones públicas.  Se queja de las comunicaciónes entre los pueblos de la sierra como es la carretera entre Ortigosa y Manjabálago, que no se arregla desde hace años. Reclama una mejora de las infraestructuras y de las comunicaciones, que  ayudaría a traer gente a la Sierra. A la vez critica  las obras que se están realizando en la Av-110 porque el tramo que se está arreglando  se encontraba bien, y que ese dinero «se debiera haber utilizado para arreglar otras carreteras que en la sierra se encuentran peor».

También se lamenta del atraso de la llegada de  la fibra a estos municipios de la Sierra. «La fibra todavía no está, ni se la espera. Si no metemos la fibra en los pueblos no habrá futuro para ellos», señala el empresario, que pedía a las administraciones una mayor implicación también en este asunto.

Palacio de Manjabálago. El Palacio de Manjabálago  es  otro ejemplo de iniciativa privada. Es un hotel rural que se encuentra en Manjabálago, en plena Sierra de Ávila y que es el otro núcleo poblacional del municipio junto con Ortigosa.  Fue abierto en el año 2012. Estos dos últimos años han sido «practicamente a cero», señalaba su administrador Alberto García. Los promotores son abulenses y la explotación del hotel se realiza a través de la sociedad Bonales Asesores S.L.

El hotel se encuentra en un edificio histórico, pero no tiene ni catalogación ni protección, pero indica el administrador que el arquitecto que redactó el proyecto y dirigió la reforma del mismo sostenía que había elementos estructurales que podían proceder del siglo XVI. También la gente de la zona defiende esta hipótesis y que se trataba de un palacio de unos antiguos marqueses. «Estuvo deshabitado durante mucho tiempo. Fue quemado en la guerra napoleónica y posteriormente restaurado por una particular. Tiene troneras porque fue un palacio fortaleza. En las troneras hay disparos de arcabuz y fusiles antiguos», comenta Alberto García.

Reconoce  el administrador que como empresario ya tenía experiencia en la zona, pues tenía otra casa rural en Ortigosa. Funcionaba muy bien, señalaba, pero entendió que lo que demandaban los clientes era un servicio de hotel. Vieron el actual edificio, ya construido. «Nos gustaba mucho y era muy grande. Ahora hemos comprado unos pajares y estamos haciendo obras para abrir más habitaciones. Hemos realizado una fuerte inversión para poder ampliar el establecimiento. El Covid nos ha complicado todo», señala García, mientras pide ayudas a las administraciones para afrontar los gastos en unos momentos críticos como los que han pasado. Reconoce que les gusta mucho la Sierrade Ávila por dos factores. «Primero, porque es un sitio muy tranquilo. No está muy explotado y tiene un paisaje y un potencial de naturaleza muy importante». Se lamenta también que no haya servicios, algo que la gente lo echa en falta. Por eso anima a otras empresarios para  que dieran el paso de invertir en la Sierra, «que tiene muchas potencialidades. Los clientes se van encantados por las riquezas naturales que encierran la Sierra».

También lamentó que se encuentran «dejados de la mano de Dios. No existimos y  no aparecemos en ningún cartel. El otro día fueron unos clientes a Ávila y en un restaurante al que fueron a cenar al preguntarles por el lugar donde estaban alojados, se sorprendieron porque les dijeron que se estaban en el Palacio de Manjabálago y no conocían el hotel, a pesar de que se encuentra a pocos kilómetros de Ávila». «Sobre todo necesitemos que nos den visibilidad. Que estemos en algún sitio visibles…», reclamaba el empresario.