Julio Collado

Sostiene Pereira

Julio Collado


Día de los Santos Inocentes

27/12/2021

Sostiene Pereira que, hoy, víspera de los Santos Inocentes no estaría demás recordar algunas cuestiones sobre esta conmemoración y sus inocentadas. En su pueblo, algunas vecinas eran expertas en ese engaño normalmente inocente; o sea, sin importancia. Una broma, vaya.  Otras veces, sin embargo, la broma se pasaba de frenada y causaba verdaderos enfados porque el «inocente» se sentía herido y señalado por su torpeza. Afortunadamente, la mayoría de la veces no iban mas allá de pedir prestados unos huevos o un poco de harina y «si te he visto, no me acuerdo». Aunque, en tiempos de escasez como era la posguerra, cualquier pequeña propiedad perdida era un mundo y el engaño-broma sentaba mal. Porque lo que se prestaba ese día no se devolvía. Algunas cuartetas que se decían al perpetrar la agañaza lo dejan bien claro:  
«Inocente palomita 
que te dejaste engañar, 
sabiendo que en este día 
nada se puede prestar». 
O esta otra que se dice en Chile según le cuenta su amigo Gustavo, natural de aquellas tierras y abulense de adopción, más pegada a la historia evangélica:
«Herodes mandó a Pilatos,
Pilatos mandó a su gente
y el que preste este día
pasará por inocente». 
¿Cómo fue, se pregunta estos días Pereira, que una narración tan cruel, como es la matanza de los niños de Belén menores de dos años, sea historia o mito, terminó siendo celebrada con bromas? Según la Iglesia Católica, el día en que Herodes mandó asesinar a los niños fue el 28 de diciembre, es decir, tres días después del nacimiento de Jesús. No obstante, Mateo, el único evangelista que lo cuenta, dice que este hecho sucedió unos días después de que los Reyes Magos visitaran al niño Jesús, es decir, unos días más tarde del 6 de enero. Por tanto, es posible que la fecha se cambiara al 28 de diciembre, precisamente, para unir esta conmemoración con unas fiestas de origen pagano, derivadas de las saturnalias romanas, en las que corría el vino, incluso los esclavos se podían sumar a las celebraciones, y las clases populares se entregaban a todo tipo de chanzas y bufonadas. De este modo, la iglesia logró conservar la festividad pagana dándole un matiz religioso con el establecimiento del Día de los Santos Inocentes. La Fiesta del Obispillo y la Fiesta de los locos tienen parecido cariz.              
En fin, al hilo de estas contradicciones, Pereira no deja de lamentar que este día no se dedique a reflexionar y a luchar contra la gran violencia que se ha ejercido y se ejerce sobre las niñas y los niños: abusos sexuales, violaciones, maltrato familiar, acoso escolar, pobreza, explotación laboral… Es esta la  violencia más deleznable que existe porque se aprovecha de la inocencia y del desvalimiento más absoluto. El propio relato evangélico deja ya mucho que desear. ¿Cómo comprender el comportamiento del ángel de Dios que no avisa a todos los niños de Belén afectados por la orden criminal de Herodes? Hubiera evitado el múltiple infanticidio y habría hecho la única inocentada que merece la pena: reírse de la violencia del poderoso.