De puerta a puerta

B.M
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Estos días el proceso de vacunación de la tercera dosis contra la covid y la gripe está muy de actualidad pero a veces no hay que olvidar detalles que pasan más desapercibidos. En este caso se trata de todo el trabajo que hacen los equipossanitari

De puerta a puerta

Estos días se habla mucho, y con razón, del proceso de vacunación centrado en este momento en poner la tercera dosis de vacuna contra la covid de forma simultánea con la de la gripe a los mayores de 70 años. Se han visto imágenes, por ejemplo, de quienes acudían al hospital Provincial a recibir estas vacunas, pero quizá ha pasado más desapercibido todo el trabajo que hay que hacer para llegar a quienes no se pueden mover.

Es cierto que se ha dicho que quienes no podían hacer los desplazamientos recibirían su vacuna en casa, pero falta la imagen de cómo es este proceso y lo que supone.

En estas líneas vamos a conocer un caso concreto, el relatado por el médico Alberto García Cabello, destinado en Cabezas del Villar y San Juan del Olmo y que, junto a la enfermera Margarita Castaño, ha estado desplazándose para poner esta vacuna. Lo ha hecho a Muñico, Pasarilla del Rebollar, San García de Ingelmos, Mirueña de los Infanzones, Cabezas del Villar y Manjabálago.

La labor de vacunación a los mayores de 87 años (los primeros llamamientos en este proceso) se realizó en una mañana recorriendo más de cien kilómetros, con todo lo que ello supone. Ellos fueron vacunando por la comarca de la Sierra de Ávila a quienes no podían desplazarse, estaban inmovilizados, personas mayores con dificultades de movimientos, quienes están en cama por diferentes patologías o quienes tienen oxígeno en el domicilio. Para estos desplazamientos utilizan el vehículo de Sacyl que tienen para las guardias porque normalmente en un turno normal de mañana se mueven en los particulares.

Se trata de un trabajo completamente personal, puesto que había una persona en cada pueblo, excepto en Cabezas del Villar con tres. Es ir de puerta a puerta.

Hay que tener en cuenta que, además de los kilómetros y el tiempo, según el protocolo de la vacuna tenían que estar 15 minutos en el domicilio del paciente para intervenir si había alguna reacción. Lo positivo es que ya llegaban con la lección aprendida de la primera parte de la vacunación, entonces con «más miedo» y ahora «más relajados». Ni entonces ni ahora hubo ninguna reacción.

El hecho de hacer esta vacunación por comarcas tiene un aspecto positivo más, en este caso que, al ser pequeña, con alrededor de un millar de tarjetas sanitarias, se conocen todos y están «controlados». Esto supuso que la enfermera Yolanda Vara, con la colaboración de Nuria Galán, se encargó de sacar los listados, y con el trabajo del administrativo, Javier Martín, organizar todo el proceso.

Esto incluyó también ir a Muñico donde se vacunó a quienes sí se podían desplazar (de diferentes pueblos), en este caso llegando en sus coches, recibiendo las vacunas y esperando en la zona de la plaza del pueblo el tiempo correspondiente por si había reacciones. De nuevo, no pasó nada.

El hecho de esperar en la plaza, en sus coches, también dio tiempo para que la gente, con todas las precauciones necesarias, conversara con otras personas que hacía tiempo que no veían. También aprovechar el viaje si había que hacer alguna compra o trámite.

El proceso de vacunación no ha terminado y hoy mismo llegará el turno a quienes están entre 80 y 87 años en esta zona, siguiendo el protocolo de ir de más a menos edad. En esta vacunación tienen la suerte de encontrarse a gente «contenta y colaboradora». En esto mucho tiene que ver que están plenamente «convencidos» de la vacuna puesto que allí se dieron los primeros casos de covid, en Solana de Rioalmar y San Juan del Olmo a través de personas que acudieron a un velatorio en Madrid. Así «entró» en un sitio tan tranquilo e hizo que todos se concienciaran más, lo que se ha mantenido en el tiempo.