"Si se presentara la ocasión, no dudaríamos en ir al Dakar"

M.E
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Rubén López, como piloto, y Diego Jiménez, de copiloto, participan esta semana en la Iberian Classic Raid, una prueba de regularidad para vehículos clásicos en la que disfrutarán de su afición por el motor, el compañerismo y de su amistad

"Si se presentara la ocasión, no dudaríamos en ir al Dakar" - Foto: David Castro

RUBÉN López y Diego Jiménez son amigos, autónomos y residentes en Ávila. Los dos tienen sendos talleres en el polígono de Las Hervencias, el primero de chapa y pintura y el segundo de mecánica, y los dos están a punto de embarcarse juntos en una aventura que tiene en el motor, el compañerismo y la orientación sus ingredientes principales. Es la Iberian Classic Raid, una prueba de regularidad histórica para vehículos clásicos que consiste en un recorrido obligatorio con una velocidad media inferior a 50 km/h y que se desarrolla por caminos y carreteras abiertas al tráfico. Con salida de Valencia y llegada Lisboa después de ocho etapas y más de 2.300 kilómetros, nuestros protagonistas se unirán a la propuesta en León para hacer la última mitad del recorrido. Lo harán a bordo de un Seat Panda de mediados de los años 80 preparado para la ocasión y con el que están dispuestos a dar la batalla con decenas de inscritos que, como ellos, seguro que aman las carreras de coches en general y de esta modalidad tan curiosa y desconocida para el gran público, en particular.
Nos lo cuentan tomando un café en el Lienzo Norte en una de las pausas que han hecho en sus respectivos negocios. Son algo así como 'vecinos' de taller y comparten su pasión por «todo lo relacionado con el motor y las ruedas», tanto en el día a día como en una carrera que les va a mantener durante unas 12 horas al día  sentados en el Seat Panda, al ritmo de unos 300 kilómetros por jornada y con las pausas para comer que les vaya dejando la prueba. «Es un rally como de iniciación a la navegación y la orientación», nos empieza a contar Diego, que ya sabe lo que es manejar rumbos de brújula a través de un road book, que es como un mapa estructurado en viñetas con la información básica para poder ir averiguando el camino. «Lo llevamos en papel y con la ayuda de la tablet vamos siguiendo los caminos que están abiertos al tráfico, con las limitaciones y la circulación que se den en cada momento y siempre siguiendo las normas», detalla. «Hay varios tramos kilómetros cronometrados al día, te van penalizando con puntos y al final gana el que más 'ceros' haga, que es clavar la media exacta de velocidad que te proponen. Es un poco lío porque tienes que ir pendiente de la velocidad y también del camino, donde te puedes encontrar bicis, tractores….. al final eres tú el que estás invadiendo su espacio y tienes que adaptarte», apuntan. 

 

 

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