Caminando por el paseo del Rastro, alrededor de las 13,00 del mediodía del viernes, me fijo en una pareja que se detiene y comienza a observar el imponente paisaje que ofrece este mirador. A los pies de ambos se extienden la iglesia de Santiago, toda la zona sur de la ciudad y el impresionante Valle Amblés. Tras observar el paisaje durante unos segundos, abrazados, ambos se dan la vuelta y se hacen una selfi.

El puente de la Constitución ha llegado y sus efectos se reflejan en la tranquila vida de la capital. La zona céntrica, especialmente la comprendida entre la plaza de Santa Teresa y la del Mercado Chico, bullía de turistas paseando, fotografiando monumentos, o a sí mismos. Los accesos a la muralla, especialmente el de la puerta de las Carnicerías, rebosaban gente, y si uno alzaba sus ojos hacia los torreones, podía observar cómo la gente recorría sus piedras.

Otro de los puntos que más vida respiraba era la plaza de Adolfo Suárez. La estatua del expresidente hoy debe de haber tenido un día duro. Entre cámaras réflex y cámaras telefónicas, el ídolo de bronce ha sido modelo fotográfico y acompañante ilustre en numerosas imágenes de turistas de todos los rincones.

Y es que paseando hoy por el centro de la capital podían escucharse varios idiomas y observar a gente de diversa procedencia: nórdicos, eslavos, latinos.... Gente de todos esos lugares y más han coincidido este viernes en las calles de la capital.

Asimismo, el día tenía diversos atractivos. El buen tiempo acompañó, facilitando el recorrido por la ciudad y la ingesta de cañas en las terrazas de sus bares, y el grupo de folk Avento, junto a la banda de dulzainas Badut, deambulaba también por las calles y plazas, ofreciendo su música y sus bailes a los turistas. Lo que se dice un ambiente festivo para una fecha de celebración.