«Seguimos autoexplotándonos, y cada vez más»

D. Casillas
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La escritora Pilar Adón abrió ayer el ciclo 'Literarios' 2022-23 de Fundación Ávila y CaixaBank hablando de su última novela, De bestias y aves, con la conferencia titulada 'Lo que el agua esconde'

Pilar Adón, novelista, poeta y traductora que ya había estado en un par de ocasiones anteriormente en Ávila –«y muy a gusto»– hablando de su obra, abrió este lunes el ciclo 2022-2023 del programa 'Literarios' que organiza Fundación Ávila y CaixaBank con la colaboración de Librería Letras, un foro de contacto directo entre escritores y lectores al que la protagonista de esta cita inaugural vino para presentar su última novela publicada, titulada De bestias y aves.

Tras ser presentada al público por Gemma Orgaz, coordinadora del ciclo, la escritora explicó que «De bestias y aves es una novela muy marcada por las mujeres y por la naturaleza, especialmente por el agua como un elemento simbólico y como medio de paso de un estado mental y emocional a otro; aquí el agua es muy importante para la protagonista, una mujer que está agotada mentalmente, quiere huir, empieza a conducir por la noche, se pierde y llega a un lugar en el que sufre un proceso de cambio. Todas las personas que viven en ese lugar desconocido al que ha llegado, que son mujeres, parecen saber que ella tiene que estar y quedarse ahí, pero ella pasa, obviamente, por un proceso de miedo, de inseguridad y de incertidumbre. Al final esas mujeres aciertan plenamente en su percepción, porque la protagonista de la obra descubre que ese es el sitio en el que tenía que estar para liberarse, en cierto modo, de una carga mental que llevaba arrastrando desde hacía mucho tiempo».

reflejo del presente. Algo de símil tiene ese argumento –termina el verano, cambia la estación, y una mujer conduce durante horas en plena noche sin saber que se aproxima a Betania, una casa aislada, casi un territorio fuera del mundo. Un lugar desconocido y habitado exclusivamente por unas mujeres que, sin embargo, sí parecen conocerla a ella. Lleva a sus espaldas el recuerdo de una hermana ahogada, y no le ha dicho a nadie que se marcha ni adónde porque ni siquiera ella sabe que su viaje va a ser tan largo– con este «momento vital en el que estamos asentados, como sobrepasados por los acontecimientos y saturados de un cierto modo de vivir», una vuelta a una temática ya abordada por Pilar Adón en otras obras anteriores que responde al hecho de que «los escritores terminamos siempre hablando de los temas que nos obsesionan porque nos parecen muy poderosos, y en mi caso algunos de los temas que se repiten de manera recurrente, con distintos argumentos y distintos personajes obviamente, son los de la huida, el encierro en la naturaleza, el encierro en casas aisladas en la naturaleza». 

Pero, añadió, «se ha dado la circunstancia de que esta novela está especialmente permeada por la actualidad; no podemos evitar vivir en la actualidad ni tratar ciertos temas que nos interesan siempre, y al final el encierro en el que hemos estado durante el tiempo de la pandemia y esa necesidad de conectar con la naturaleza, esa necesidad de salir de nosotros mismos, está muy presente en esta novela».

Los a veces inquietantes personajes que pasean por las páginas de De bestias y aves, una novela que Pilar Adón reconoció que tiene no pocos paralelismos con otras suyas como Las efímeras, con algunos cuentos e incluso con algunos poemas, «tienen miedo, arrastran algún tipo de culpa o de carga emocional y buscan liberarse de ello en la naturaleza, sin que sea una naturaleza ajardinada ni necesariamente acogedora. A veces encontrarse con un mismo en el medio natural es lo que nos salva, aunque sólo sea momentáneamente».

«Puertas de salida». Cora, la protagonista de De bestias y aves, bien podría ser el símbolo de muchas personas que viven «en un mundo un poco saturado de demasías y urgencias en el que hay que buscar a veces puertas de salida, un tema que siempre me ha llamado mucho la atención y que ya aparecía en mi primera novela, que publiqué con 28 años». 

Su pulsión por huir de su pasado y de su presente insatisfactorio, finalizó, es «un poco como darnos cuenta, a nivel global y social, de que tenemos más presente que nunca que parecía que necesitábamos un gran cambio, cambiar de vida y no autoexplotarnos de la manera brutal en que lo estamos haciendo; es un grito para no seguir en esa sociedad del cansancio en la que estamos sumidos. Parecía que íbamos a acabar con el individualismo dominante e íbamos a entrar en una sociedad más comunitaria, pero creo que no ha triunfado ese pensamiento; por eso tenemos que reinventarnos, pero nuestro problema es que seguimos autoexplotándonos, y cada vez más».