Con una diferencia de apenas una hora, el fútbol abulense vivió el pasado sábado la cara y la cruz de este deporte. Cronológicamente, primero fue la cruz con el descenso del Colegios Diocesanos a la Regional de Aficionados, y luego vino la cara con la clasificación del Real Ávila para el play off de ascenso a la Segunda RFEF.

Le bastó el empate en el campo del Atlético Astorga al Real Ávila para asegurarse un puesto entre los cinco primeros a falta de tres jornadas (cuatro para la mayoría de equipos) para que finalice su fase regular. Ahora el objetivo de los abulenses es poder amarrar el segundo puesto, lo que le daría ventajas a la hora de afrontar la fase de ascenso.

Para esa pelea este domingo en el Adolfo Suárez hay una cita clave, ya que se enfrentan los abulenses ante el Mirandés B de Jónathan Prado. Cuatro puntos separan a ambos equipos en la clasificación, aunque los burgaleses con un partido menos, por lo que es un duelo directísimo para una plaza que no es cualquier cosa a la hora de pelear por subir.

El Guijuelo, a un paso de ser campeón, es ya también equipo de playoff, que no lo jugaría en caso de acabar primero porque subiría directamente, mientras que el Almazán, pese a su derrota, tiene ventaja sobre los que pelean por la última posición que abre la puerta las opciones de ascender, por la que pelean Júpiter Leonés, Arandina, Palencia, y Tordesillas, principalmente.

Y en cuanto al Colegios Diocesanos, pues la noticia que era cuestión de tiempo saltó también a las primeras de cambio. En un partido en el que tampoco mereció perder, como tantos esta temporada, se le fueron los tres puntos ante el Palencia, lo que le condenó a regresar la temporada que viene a la Regional de Aficionados de la que salió hace dos temporadas.