José Ignacio Dávila

Pensando

José Ignacio Dávila


Compromiso

09/03/2023

Un Estado Constitucional tiene la base del compromiso con el pacto constituyente para hacer, entre todos, que la unidad política se encuentre fortalecida con leyes que fortalezca el Estado Social y Democrático de Derecho. La nación española y su pacto constituyente, ha decidido mayoritariamente, su compromiso con la luz y guía segura para la convivencia de todas las opciones que nos legitimen democráticamente como ciudadanos soberanos, capaces de construir nuestra propia historia de vida en paz, orgullosos del compromiso asumido: ser dueños de nuestro destino, dueños de nuestra grandeza, histórica, cultural y mundial, insuperable, imborrable y envidiable. 
Nuestra decisión por la convivencia. a) no puede verse deslegitimada por visiones desintegradoras de nuestra historia común, y lo que ha costado en vidas y desencuentros para llegar a la convivencia posible y en paz, como patrimonio irrenunciable; b) que nadie nos coloque fuera de las naciones serias dentro de nuestra condición cultural occidental, nuestra nacionalidad española y europea; c) que nadie de convierta en caballo de Troya para interpretar la Constitución bajo banderas, y estandartes y visiones que vayan deshaciendo el compromiso constituyente; ni dentro de las instituciones sociales y políticas, ni contra la nación Española como patria común ni ser meras cuotas estadísticas del turno en las ambiciones de poder; d) sumen su aportación, desde su posición, opción soberana, para hacer suma de todos para todos en el camino, con la luz del compromiso mayoritario del sentido común, a pesar de proyectos disolventes de nuestra soberanía: Artículo 3 CE: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas; y e) lean al final…
El compromiso asumido para ser miembros de las Cámaras de representación política, y no sus dueños, de nuestra soberanía nacional, se hace desde la opción política que se compromete con la Nación española: las reglas son así; y si no es así seguro que no se renuncia al sueldo, ni escaño con asiento, ni coche oficial, ni lugar yupi protocolario y demás. Es en y por la grandeza de nuestra Constitución y Nación, reflejo mayoritario y de tal como somos: compromiso en convivencia española.
Los valores, principios y contenido de la Constitución parten de la realidad del poder constituyente del pueblo español, su protección soberana, como debe ser, sin tanto buenismo (sabio diccionario RAE): actitud de quien ante los conflictos rebaja su gravedad, cede con benevolencia o actúa con excesiva tolerancia, criterio que coincide con las demás naciones serias de nuestra cultura, nuestro mundo occidental europeo, y las experiencias en vida democrática no tienen fronteras en el gran encuentro de naciones de la Unión Europea, y que ya se acerca la presidencia española por turno: España es real, y no puede ser la realidad política contraria a la Nación, y compromiso constituyente, y constitucional, desde la generación del «habla pueblo, habla, tuya es la palabra…» y la herencia y nuevos vecinos, hijos con la sabiduría de las reglas de la convivencia y desde el artículo 1: de la Constitución, en todas las lenguas constitucionales, sin persecución excluyente de ninguna: 1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. 2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. 3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.
Y, e) ahora y siempre con las reglas necesarias para la convivencia: no se puede ni jugar ni debilitar nuestra presencia en la forja de nuestra nación (qué dirían las demás naciones soberanas si lo pretende alguien), ni somos patrimonio de ideologías excluyentes de nuestra Nación, en vida en casa, barrio, ciudad, región y comunidad; compromiso soberano y vida en la Nación española, sin desmontar la igualdad de derechos en nuestro territorio y economía de todos, y a fin de mes, ni choradas de necios que impidan nuestra lengua oficial constitucional, ni nos remitan a otra lengua de comunicación, con nuestro bueno y sabio castellanismo y sin choteos electoreros. ¡¡Ea!!