Cambio de ciclo

SPC
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Núñez Feijóo da el paso que no dio en 2018 y aspirará a presidir el PP tras la abrupta salida de Pablo Casado. La mesura y su estilo propio a la hora de hacer política serán sus bazas también en esta etapa

Cambio de ciclo - Foto: Cabalar

Algo más de dos semanas de infarto han sido suficientes para cambiar la vida del dirigente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, al que bien se le podría apodar El deseado. En junio de 2018 se esperaba con expectación que diera el paso para tomar el relevo del PP tras la salida de Mariano Rajoy, pero sopesó sus opciones y se quedó en su Galicia natal. No era su momento y lo vio claro. Ha esperado cuatro años y ahora podría ocupar la Presidencia de la formación por aclamación interna después de la abrupta defenestración del todavía jefe del PP, Pablo Casado, tras la guerra abierta que le ha enfrentado a la líder de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

A Feijóo siempre le ha gustado manejar sus propios tiempos. De hecho, a pesar de saberse favoritísimo para aspirar al cargo tras la reunión de la Junta Directiva Nacional del pasado martes, no fue hasta un día después cuando dio el paso. «Estoy preparado», apuntó en un acto en Santiago de Compostela. 

Quizá haya sido una cuestión de tiempos, o tal vez tenga también algo que ver con un tema de luchas de poder, en las que asegura que no se siente cómodo. Cuando se le esperaba hace cuatro años, él quería el beneplácito explícito de Rajoy que no llegó -de facto este fue para Soraya Sáenz de Santamaría- y se quedó a las puertas, pero esta vez, salvo sorpresas que nunca pueden descartarse, lo más probable es que no haya competencia y sea el único candidato para el congreso nacional extraordinario del próximo mes de abril. Y ese es el escenario que siempre había querido Feijóo.

Agarrados a la idea de que al gallego le gusta la calma y el control, lo más probable es que su llegada a Madrid se realice sin estridencias y rodeado de un equipo de leales que llevan años trabajando con él. Pese a que en su día dejó que se batieran en el duelo de las primarias Sáenz de Santamaría, Pablo Casado y María Dolores de Cospedal, cuentan que él ya tenía preparada su estructura orgánica en la que sonaba como número dos el eurodiputado Esteban González Pons. Han cambiado mucho las cosas, pero el actual presidente del comité organizador del congreso podría seguir sobre la mesa.

Mar Sánchez Sierra, una de sus asesoras más cercanas y actual directora general de Medios de la Xunta, es otra de las que ocupará un despacho preferente. Es su mano derecha de toda la vida.

El equipo no será lo único nuevo que llegue a la sede de Génova, 13. Se espera un cambio de estrategia para encabezar el PP y reconstruir las siglas con un amplio espectro. Fuentes cercanas al gallego apuntaban a que uno de los objetivos es el distanciamiento de Vox para competir con el PSOE por el centro a través de un proyecto solvente y con una visible capacidad de gestión desde el momento uno. Precisamente, el mismo día que se conoció su candidatura, González Pons se refería al partido que preside Santiago Abascal como «extrema derecha» y aseveraba que esa ideología nada tiene que ver con los populares. 

Un claro rival

Feijóo hizo en su discurso de presentación una clara referencia a quién es su rival en la política. «No vengo a insultar a Pedro Sánchez; vengo a ganar a Pedro Sánchez», proclamó en la misma cita en la que aseveró que quiere construir el PP «que España está esperando». Admitió que tuvo «dudas», pero defendió que él no lleva toda su trayectoria en Galicia enfrentándose «a las situaciones más difíciles» para ahora dar el paso «más sencillo». «Me siento en la obligación institucional y formal de ponerme a disposición de mi partido y de mi país para garantizar el Gobierno sólido, fiable y solvente que necesita España», esgrimió.

Igualmente, dejó fuera de toda duda que su objetivo último es presidir España y no ocultó que no cree en la «política de revanchismo, trincheras y odio» que ve en el panorama nacional y lanzó un mensaje interno: con independencia de que pueda tener rivales en el congreso, solo si el partido «sale recuperado» y unido podrá tener opciones electorales.

Aunque la mesura parece ser el epítome de sus muchas cualidades, se espera que Feijóo también entre en el cuerpo a cuerpo con Sánchez cuando tenga ocasión (no es diputado en el Congreso, por lo que tendrá que ser designado senador para poder enfrentarse cara a cara al presidente en la Cámara Alta), aunque no con la agresividad que usaba Casado. Él tiene un estilo propio, el estilo Feijóo, y defiende su forma de ser. «No soy de tuit diario, ni de laboratorios políticos ni de ministerios de relleno», explica. Y se reivindica: «No soy un recién llegado ni una incógnita. Tengo mi modo de ser, de hacer y de pensar. Tengo una trayectoria, con mis errores y mis medios aciertos. Y es lo que le ofrezco: todo lo que he hecho, todo lo que puedo hacer y todo lo que soy».

pactos de estado. La moderación que de él se supone podría ser de lo más útil para negociar en un panorama político crispado en el que la palabra acuerdo suena a suajili. Y más si es con el Gobierno y de lo que se habla es, por ejemplo, de la renovación del Consejo del Poder Judicial. En intervenciones anteriores Feijóo ha hecho varios llamamiento a resolver los problemas de Estado con alianzas con los socialistas. Si pasa de la teoría a los hechos es muy probable que el bipartidismo salga reforzado, pero habrá que esperar a ver el feeling que tiene con Sánchez tras su primera reunión cuando sea formalmente elegido presidente del Partido Popular.

Además de su relación con el Gobierno y otros partidos, el todavía barón gallego tendrá que empezar por manejar los hilos, o tejerlos bien prietos, en los congresos regionales que le vienen en los próximos meses, entre ellos el polémico de Madrid, que ha sido uno de los detonantes de la crisis interna. 

No hay duda de que el gallego es la esperanza del PP en un momento de inesperadas turbulencias, una esperanza que aspira a volver a conseguir 10 millones de votantes que devuelvan al partido a la Moncloa.