Apocalipsis climático

J. Villahizán (SPC) - Agencias
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La temperatura media de la Tierra podría alcanzar hasta 2,8 grados más en 2100, un hecho que cambiaría la imagen del Planeta

Apocalipsis climático

La Tierra se calienta y lo hace, según indican los expertos, a pasos tan agigantados que ya solo se puede detener esa deriva con un cambio brusco en las políticas climáticas. Solo así, la temperatura podría estabilizarse            -que no revertirse- para final de siglo y evitar una catástrofe ambiental de supuestas dimensiones planetarias.

Naciones Unidas, a través de su Programa para el Medio Ambiente, ya lleva lanzando la voz de alarma desde hace décadas, pero es ahora cuando ha puesto el énfasis en un giro total sobre la actual estrategia: «El tiempo se acaba, la crisis climática exige una rápida transformación de las sociedades», admite, y pide intensificar las políticas para una descarbonización efectiva del planeta.

Ya no caben medias tintas e incumplir los acuerdos alcanzados en las conferencias de las ONU sobre el Cambio Climático de 2022, más conocidas como COP. No en vano, este domingo arranca en Sharm El Sheikh (Egipto) la edición número 27, que espera dar un espaldarazo definitivo a los compromisos adquiridos de reducir drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero.

El calentamiento global puede volverse catastrófico para la humanidad si el aumento de la temperatura va a peor. El objetivo de todos los países, según acordaron en París en 2015, es que la subida del mercurio no supere los 2 grados respecto a la era preindustrial e, idealmente, 1,5 grados.

Sin embargo y según las investigaciones y estudios recientes, la falta de avance para recortar las emisiones puede causar un aumento de la temperatura de 2,8 grados centígrados a final de siglo, lo que sería funesto, señala la ONU, quien recuerda que la Tierra ya da señales sobre la deriva climática en forma de inundaciones mortales, tormentas e incendios violentos.

Los científicos lo tienen claro, el mundo debe reducir a la mitad las emisiones de CO2 para 2030 o el planeta irá abocado al precipicio. Son conscientes, al igual que los políticos, de que la tarea es difícil, pero no imposible, por eso instan a todos a intentarlo por todos los medios.

Para conseguir el reto de alcanzar cero emisiones debe empezarse por el suministro eléctrico, la industria, el transporte y los edificios. Todos esos sectores deben ser eficientes al cien por cien y realizar recortes rápidos y eficaces. «Tuvimos la oportunidad de hacer cambios incrementales, pero ese tiempo ya pasó. Solo una transformación radical de nuestras economías y sociedades puede salvarnos de un desastre climático acelerado», sentenció hace unos días la directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, la danesa Inger Andersen.

Europa se asfixia

El mundo es consciente que no a todos los territorios les afectará por igual el cambio climático. Así, las proyecciones del Barcelona Supercomputing Center anuncian un futuro agorero para Europa y en concreto para al Mediterráneo.

Según el centenar largo de científicos que colabora en este centro pionero, Europa se expone a aumentos alarmantes de sus temperaturas hasta 2100 y apuntan que el mercurio en el Viejo Continente podría subir hasta 8 grados.

De ser así, este territorio vería incrementarse de forma exponencial los riesgos para la salud de sus ciudadanos, como un mayor riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas, dolencias relacionadas con el calor y muertes por exposición a la contaminación del aire. No en vano, patógenos como el dengue ya aumentó un 30 por ciento de 2010 a 2020 con respecto a los años 50 y el virus del Nilo Occidental creció un 149% en los últimos 30 años en comparación con las tres décadas anteriores.

Otro gran problema sería el agua, ya que más de la mitad de las regiones europeas se han enfrentado a sequías estivales extremas o excepcionales en la última década. De hecho, en 2021 las sequías, inundaciones y fuegos causaron unas pérdidas récord que alcanzaron los casi 48.000 millones de euros.

Pero el problema es especialmente delicado en el Mediterráneo, ya que esta masa de agua se calienta de forma más rápida que el resto del mundo y es el punto caliente del cambio climático en el planeta. 

'Los cuatro jinetes'

Los expertos son también muy cuidadosos a la hora de relacionar cambio climático con otros desastres sociales o económicos, los llamados efectos secundarios, tales como crisis financieras, conflictos mundiales y enfermedades. Pero son conscientes de que las crisis climáticas llevan asociados los conocidos como los cuatro jinetes del cambio medioambiental: hambruna y desnutrición, clima extremo, conflicto y enfermedades.

Además, el colapso climático intensificaría seguramente otras amenazas, como la desigualdad, las fake news e incluso el derrumbe de la democracia y la aplicación de nuevos instrumentos de manipulación a través de la inteligencia artificial.

La única solución viable que queda es tomar decisiones rápidas y profundas para intentar revertir este escenario, de lo contrario la humanidad podría experimentar un final grave en las próximas generaciones.