Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Ávila, abandonada y relegada

02/11/2021

Las crónicas locales recogían la semana pasada, con ocasión de las bodas de plata de la Universidad Católica de Ávila el sentir reivindicativo del Obispo de Ávila que pidió le permitieran ser - por un día- antisistema y políticamente incorrecto. Antes de esas palabras dichas en el acto académico, el propio Obispo desde el púlpito de la Catedral de El Salvador, con la presencia del Nuncio Apostólico y de los representantes políticos nacionales, regionales y locales, radiografió - no es la primera vez- a Ávila como abandonada y relegada pidiéndoles esfuerzos conjuntos para superar un terrible escenario de presente y más preocupante de futuro. Se llama liderazgo.
Un día antes de la celebración de la festividad de Santa Teresa de Jesús se conocían los PGE para Ávila que no contemplan proyectos nuevos y una dotación insuficiente si de superar quebrantos es lo que se pretende. El Alcalde socialista de Cebreros calificó como decepcionantes los propios presupuestos de su partido (imprescindibles para el bienestar social dijeron oficialmente su formación desconociendo la particularidad abulense). No siendo usual en la política actual esa oportuna autocrítica con censura de los propios, cuando se produce renueva, si quiera parcialmente, la creencia en la obligación de servicio que lleva aparejado todo representante electo. Se llama conciencia.
Siendo dos opiniones que, inicialmente, pudieran considerarse como ideológicamente distantes - dichas ante la opinión pública y no en privado- coinciden plenamente en el diagnóstico y si me apuran también en las paupérrimas soluciones que se dan desde los estamentos nacionales y regionales  lo que obliga a concluir que ambos tienen una visión muy real y razonada de Ávila como para no tomarla más en serio. Se llama enfoque y perspectiva.
Ignoro si estos llamamientos e invocaciones a la sensatez y al compromiso (algunas otras de notoriedad debería sumarse más a menudo y menos tímidamente) que reclaman esa mayor atención a los problemas e intereses de Ávila serán escuchadas o mejor puestas en práctica, pues quizás solo queden en correctos titulares de prensa que duran solo hasta el siguiente día, lo que obliga a mantener una intensa continuidad en esa demanda. Se llama persistencia. 
Unos toques, a modo de reclamo, que por lo general solo surgen cuando se dan a conocer las distintas partidas de los presupuestos nacionales y regionales, momento que suele servir a las distintas fuerzas políticas para iniciar, cada año y en estas fechas, una absurda contienda ante la opinión pública por poner unos cientos de euros más arriba o abajo en las cuentas destinadas a Ávila, pero sin un plan, ni una estrategia provechosa, para dejarlo semanas más tarde - cuando es aprobado- en una especie de olvido repentino a lo que se suma la pérdida sorprendente de lo verdaderamente determinante que es la ejecución de lo presupuestado - poco o mucho- que también provoca año tras año una parte de ese déficit histórico que arrastra esta provincia, que todos conocen, pero pocos reconocen por el temor a ser señalados del mismo. Se llama afrontar responsabilidades.
La ciudanía, ocupada en sus cosas, pasa de números, cifras y euros entre otras cuestiones porque no los entienden, pero tienen ilusiones y saben con lucidez -aunque solo lo digan en las reuniones de vecinos- lo que necesita Ávila para dejar de estar abandonada y relegada. Se llama alianzas.