Pilar Iglesias

Pilar y sus cosas

Pilar Iglesias


Juegos. Súper poderes. Y mi cumple

07/08/2022

Vuelvo a la casilla de salida. Cobro los 200 monopolys y otra oportunidad para que los dados me den suerte.
Me encantan los juegos de mesa. Salvando todas las distancias con el capitalismo salvaje y las malas praxis de los que más tienen, el monopoly es una pequeña metáfora de cómo es la vida. Un año tras otro dando vueltas sin un plan definitivo, aunque con algunas ideas de lo que quieres, solo que no controlas tu suerte y todo está en manos de los hados junto con aquello que los demás hagan. Porque al final todos estamos entrelazados. Lo que tú decidas desencadenará consecuencias en las vidas de los demás. Todo crea huella. Todo crea un efecto.
Dije que a los 40 comenzaría a leer cómics de forma sistemática. Dentro de lo poco que controlo en mi vuelta a la plaza hay ciertas cosas que me propongo y cumplo de forma inconsciente. Estoy leyendo al fin Watchmen. Estoy muy al principio, soy de lectura lenta, de degustar cada palabra y, ahora, cada viñeta (la culpa la tiene JuanJo Millás y su Orden Alfabético). Pero, aunque esté al principio, sé más de lo que debería de la obra de Alan Moore. No podría ser el Dr. Manhattan. Lo he deseado. Pero como muchos de esos deseos irracionales, una vez sopesados ves que no serían convenientes. Como buena friki me han preguntado qué súperpoder me gustaría tener. Parece pregunta baladí, pero nada más lejos. Uno de los más demandados ya fue planteado por Platón allá en su República para hacer ver a Sócrates, pobre Sócrates, que si podemos ser injustos, o ilegales, o inmorales (no son sinónimos, no ahora que tengo 40+1) sin ser pillados lo seríamos, desmontando así su teoría (la de Platón, no la de Sócrates, no confundirse) de que haríamos lo correcto porque es lo correcto sin tener más coacción que la propia concordancia con la idea de lo correcto. Así dicho parece muy farragoso, pero si quieres quedamos y charlamos sobre esto. Sea como fuere, tener poderes conlleva una altísima responsabilidad que no sé si estoy dispuesta a asumir. Y cada poder acarrea diferentes responsabilidades (ya sabes que la frase no es mía).
Una de las recientes series de moda plantea que la dirección de los supers no sea la correcta desde el punto de vista kantiano, y el Patriota coacciona a todos para hacer siempre lo que desea. No en vano, es el hombre más poderoso de la tierra. La serie es complicada de ver y, me cuentan por pinganillo que, los tebeos aún más. Lo lógico sería que Superman fuese malo. Es un dios entre los seres humanos. Sería muy fácil someter a nuestra especie. Pero todo es cuestión de educación. Pitágoras dixit (siempre hay alguien que lo ha dicho antes). Si en vez de caer en la granja de un matrimonio afable que desean un hijo más que agua en el desierto, la nave hubiese caído en una casa de lux en Beverly Hills quizá el crío hubiese sido ingobernable (no lean prejuicios en mis palabras, solo estereotipos que sirven al propósito de la imagen en la escritura).
Hoy es mi cumpleaños, y comeré una hamburguesa falsa, un helado de verdad y abriré regalos. Y soplaré velas en una tarta de chocolate que aún no sé cómo será porque cada año improviso tal asunto. De chocolate seguro, y quizá de zanahoria, que también es mi favorita. Quizá haga una tarta de trozos de mis tartas favoritas. Porque ¿por qué elegir si puedo tenerlo todo? 

ARCHIVADO EN: Cómics, Superman