¡A Inglaterra o al Valhalla!

Sara Borondo
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La invasión vikinga en Europa retoma algunos elementos de los primeros juegos de la serie pero mantiene el estilo de 'Origins' y 'Odyssey'

Los vikingos noruegos eran un pueblo eminentemente guerrero que se expandió en varios momentos por toda Europa. Valhalla imagina cómo podría habría sido parte de esta invasión a Inglaterra en el universo de Assassin’s Creed, liderada por Eivor (el protagonista del juego puede ser hombre o mujer y el nombre sirve para ambos), quien pertenece al credo de los asesinos. 

Tras el hiato de dos años que se produjo en la serie después del lanzamiento de AC: Syndicate por el agotamiento que sufría la fórmula del juego con la entrega anual, Origins rompió con la guerra entre asesinos y templarios al llevarse la acción al antiguo Egipto, cuando los dos bandos se conocían como La Orden de los Ocultos y La Orden de los Antiguos, respectivamente, al tiempo que introducía elementos de rol y reducía el sigilo y el parcour en un estilo que mantuvo la siguiente entrega, Odyssey, ambientada en la Grecia Clásica. La entrega de este año, Valhalla, es también un RPG de acción en el que Eivor lidera a los vikingos del clan del Cuervo en la lucha contra los ingleses a los que intenta ganar terreno ya sea mediante la invasión o por estrategia política. A base de ir avanzando por las islas, Eivor va construyendo y mejorando Ravensthorpe, un emplazamiento para su pueblo. 

Valhalla sigue esta línea de la nueva etapa de la serie en numerosos detalles, incluido el uso de un pájaro para otear el mapa y planificar las misiones que en este caso, como no podía ser menos, es un cuervo, pero también recupera parte de la jugabilidad de los primeros juegos de Assassin’s Creed, como la infiltración o la rivalidad entre asesinos y templarios, aunque el juego transcurre mucho más en el pasado que en el presente. 

Aunque se trata de un mundo de juego abierto, el mapa se divide en cuatro regiones con diferentes arcos argumentales. Las típicas misiones secundarias son ahora eventos que se integran en el mundo del juego, casi como minihistorias, y los coleccionables tienen una función, los lingotes que se consiguen sirven para mejorar el equipo de Eivor y las armas, que son menos que en otras entrega. 

El personaje va subiendo las habilidades de nivel con los puntos de habilidad conseguidos expandiendo el árbol hacia tres ramas posibles, una más orientada a la acción cuerpo a cuerpo, otra dirigida a mejorar para el sigilo y la tercera centrada en los ataques a distancia. 

El mundo de Valhalla se centra en la civilización vikinga (y la mitología nórdica aparece de una manera un tanto peculiar) y con el estilo de combate quiere transmitir lo que debían sentir los habitantes de las islas cuando desembarcaban en sus playas varios drakkar poblados por estos feroces guerreros nórdicos que no temían a la muerte al considerar que el fallecido en combate iba al Valhalla, el paraíso de la mitología nórdica. 

El estilo de combate de Eivor tiene personalidad propia, lejos, por ejemplo, de la elegancia de Ezio. Eivor puede luchar con escudo y arma a una o dos manos y pelea con contundencia y agresividad, con algunas ejecuciones brutales. 

Valhalla es una señal de que la serie no quiere volver a agotar una fórmula de éxito por repetirla demasiado y también una muestra de que Ubisoft está dispuesta a recuperar algunos elementos que gustaban en los primeros juegos de la serie.