Carmelo Gómez, amor por el teatro

Carmen Martín (EFE)
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El popular actor, alejado de la gran pantalla desde 2005, estrena en la madrileña sala La Abadía el recital poético 'A vueltas con Lorca'

Carmelo Gómez, amor por el teatro - Foto: TONI GALAN

Rompió con el cine en 2005 con El método, y desde entonces, Carmelo Gómez vive «feliz y tranquilo» sobre los escenarios, una labor que compagina con la docencia. «El teatro me rejuvenece, me convierte en un ser joven, cada vez menos aferrado a la búsqueda de la seguridad que te impone este tiempo», asegura.

«El teatro es muy necesario para vivir, es un arte vivo, es físico, es metáfora», señala el intérprete, al tiempo que asegura que el teatro «hace carne la palabra e impone la imaginación para hacer asociaciones».

Si falta el teatro, «falta algo muy importante, es un acto de generosidad por parte del público», añade Gómez (Sahagún, León, 1962) que mañana estrena en La Abadía, en Madrid, A vueltas con Lorca.

Un trabajo en equipo dirigido por Emi Ekai, con la música de Mikhail Studyonov; «se trata de un recital poético, una danza entre el amor y la muerte con versos de Lorca».

«Lorca es inagotable, tiene muchas miradas, muchas aristas y nosotros hemos encontrado una», señala el actor que reconoce que los textos del poeta de Granada «están llenos de sugerencias».

Gómez llegó al teatro de la mano de Miguel Narros y, parafraseando a Lorca, señala que este mundo es «una escuela de llanto y risa, una tribuna libre donde el hombre puede poner en evidencia morales viejas y antiguas, y explicar normas eternas del corazón y el sentimiento».

Durante esta fiesta poética, que estará hasta el 28 de noviembre en Madrid, Carmelo Gómez se expone al público «sin saber bailar, ni cantar», es teatro sencillo, de cercanía, «es poesía adaptada a una dramaturgia», aclara.

Conocido como actor de compromiso, ha trabajado con Pilar Miró, Julio Medem o Imanol Uribe. «El cine es mi casa, allí estuve mucho tiempo y estuve cómodo», recalca el actor, que cuenta con el Premio Nacional de Cine en 1995 y dos Goyas -mejor actor principal por Días contados, y de reparto por El método-.

Le gustaría volver a la gran pantalla, pero solo de vez en cuando, «hacer algo que me apetezca, pero no dedicarme a ello», aclara el actor, quien asegura que malas experiencias le llevaron a dar un paso atrás y alejarse de las cámaras.

Reconoce que dejar el cine fue «una decisión dura», pero hay que adaptarse a los nuevos tiempos, «de ahí surge este proyecto que me reconcilia con este oficio».

Cree que Lorca conecta con la sociedad actual, «es moderno, un poeta universal, que nada tenía que ver con la política, era un señorito andaluz con una gran implicación con la pobreza», explica.

«De todas las demandas que ahora hay, Lorca se hubiera sentido a gusto reclamando los derechos de la mujer, ese grito de libertad tan presente en su universo femenino», concluye.

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