Feministas a los 66, 43 y 12 años

EFE
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Madre e hija, dos generaciones de mujeres gallegas, se afanan por inculcar a la pequeña d la casa valores como la igualdad y combatir las discriminaciones que sufren las mujeres

Feministas a los 66, 43 y 12 años

Antonia, una mujer gallega de 66 años, tuvo un padre maltratador y sufrió al ver a su madre aguantando. Cuando su hija Silvia, de 43, pasó por lo mismo con su primer marido, sintió alivio al saber que se divorciaba. Tras un tiempo separada se casó por segunda vez y tuvo a Celia, que tiene 12 años. Su madre, padre y abuela se afanan en educar a esta adolescente en valores como la igualdad entre hombres y mujeres.

Antonia está jubilada por enfermedad desde hace una década. Operada de las dos caderas, no tuvo más remedio. Desde entonces se dedica a cuidar a los nietos (tiene otro, Martín) y a viajar. El día 12 irá con su marido, Rogelio (70), al norte luso.

Esta mujer nacida en Esteiro, un tranquilo pueblo a pie de mar, y residente en Noia (La Coruña), maneja WhatsApp e Instagram. Es la quinta de seis hermanos. Tuvo que dejar de ir a la escuela a los 14. Siendo niña, trabajaba en casa, en las tierras e incluso en el mar, esto último por mandato paterno. «Era muy estricto, era franquista, nos dio muy mala vida», cuenta Antonia. De joven no podía llegar muy tarde a casa o le caía un «correazo». Y de la libertad de expresión, «ya ni hablamos».

Su deseo es tener pronto en España una presidenta. A Isabel Díaz Ayuso la vería dejando la Comunidad de Madrid y aspirando a ello. No obstante, se declara más devota de Soraya Sáenz de Santamaría, «por su arrojo».

Silvia es enlace sindical en una gran cadena de alimentación. A los 16 años se fue a Suiza con una prima de Antonia, su madre. A los 19 recién cumplidos, ilusionada, se le metió entre ceja y ceja contraer matrimonio con su novio. Salió mal.

Silvia es socialista. La ministra de Defensa, Margarita Robles, es la que más la convence. «Las mujeres aún no ocupamos cargos reales altos», lamenta. Y, como Antonia, confía en que eso se subsane.

Celia, que de la política «pasa un poco», subraya que se esperaba esa reacción porque sus abuelos maternos son del PP. Quiere ser diseñadora gráfica o dibujante. «Queda mucho por mejorar, pero tenemos más oportunidades», asegura.