La Diputación aboga por seguir reivindicando la igualdad real

E.C.B
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La Corporación provincial se trasladó este miércoles a Casavieja, donde se celebró un Pleno extraordinario para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Allí se entregó el Premio Ella a María Isabel Coll Dávila, maestra jubilada

La Diputación aboga por seguir reivindicando la igualdad real

La Corporación de la Diputación Provincial se trasladó este miércoles a Casavieja para celebrar un Pleno extraordinario para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Una sesión en la que, como señaló su presidente, Carlos García, se trataba de «conmemorar, pero celebrar poco, de trabajar y seguir reivindicando mucho, en este caso por una igualdad efectiva entre hombres y mujeres».

La institución provincial quiso así mostrar una vez más su compromiso para que esa igualdad sea real, y también aprovechar para dar las gracias a las mujeres por «su importantísimo papel en el medio rural», afirmó Carlos García, quien subrayó «el sacrificio que han realizado por la sociedad, que es lo que tenemos que reconocer, a parte de reivindicar los derechos en igualdad para que la mujer pueda elegir libremente dónde quiere trabajar, con quién quiere vivir, cómo quiere emanciparse y desarrollarse, y cómo quiere emprender».

En esa misma línea, la vicepresidenta y diputada de Familia, Dependencia y Oportunidades, Beatriz Díaz, comentó que «de todos es sabido que cualquier mujer lo tiene un poco más difícil que los hombres para poder demostrar sus capacidades laborales y en el mundo rural es todavía mucho más difícil, porque los roles que tienen asumidos las mujeres están unidos a esa falsa creencia de que solo tienen que dedicarse al cuidado de la familia, los mayores y los hijos».

La Diputación aboga por seguir reivindicando la igualdad realLa Diputación aboga por seguir reivindicando la igualdad realDurante este Pleno se dio lectura a un manifiesto en el que la Corporación provincial aprovechó para dar a conocer las consecuencias que, la construcción androcentrista del mundo y de todas las sociedades hasta ahora conocidas, ha tenido y tiene sobre la vida de las mujeres y niñas, «su invisibilización».

«Esta desvalorización de sus voces, de sus capacidades y conocimientos, de sus necesidades y de sus aportaciones, las ha robado derechos en todos los campos de la vida, y por eso, queremos contribuir a visibilizar su labor y las aportaciones que las mujeres han hecho y siguen haciendo a lo largo de la historia», indicaba el manifiesto, en el que también se dirigía a los varones para trabajen «de la mano en la construcción de un mundo interior y exterior más justo, respetuoso e igualitario con ellas, pues sólo una sociedad moderna es concebible bajo unos valores éticos y democráticos donde hombres y mujeres tengamos las mismas oportunidades de crecer y desarrollarnos».

Pero además, esta sesión plenaria también sirvió para realizar un reconocimiento a esas mujeres que, como comentó Beatriz Díaz, «en el mundo rural han sabido romper barreras, trabajar y defender los derechos de las mujeres», a través de la entrega del Premio Ella, que en su segunda edición recayó en María Isabel Coll Dávila, natural de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) y residente en Rivilla de Barajas, que se quedó viuda muy joven y que trabajó como maestra en las zonas del Valle del Tiétar y la Moraña hasta su jubilación, manteniendo su vida en el medio rural.

María Isabel Coll comentó que este premio, al que se presentaron 12 candidaturas de las cuales 10 fueron valoradas por el Consejo Permanente de la Mujer al entregarse dos fuera de plazo, «supone algo inesperado totalmente, incluso creo que no lo merezco, pero que recibo con alegría y humildad». También se mostró «orgullosa de poder representar a las mujeres, principalmente ciñéndome a la zona rural».