Un cocido solidario y cargado de buenos sentimientos

I.Camarero Jiménez
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La Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza se ayudó del bar Don Camilo para organizar esta cita y colaborar con Manos Unidas. 80 personas disfrutaron del menú a razón de 7 euros y además se abrió una fila cero para completar la donación

Un cocido solidario y cargado de buenos sentimientos - Foto: David Castro

La Hermandad de Nuestra señora de la Esperanza lo ha vuelto a hacer. Por octavo año han organizado un cocido solidario con el que conseguir fondos para ayudar a Manos Unidas. Evidentemente el año obliga a que no haya aglomeraciones, pero también obliga a, «más que nunca», y con toda la justificación del mundo, echar una mano en lo económico a este tipo de ONG´s. De algún modo vienen a donar salud en un fin de semana que es especial para ellos porque pone el broche al triduo de, precisamente, Jesús de la Salud. Y salud en forma de cocido es lo que donaron el domingo pero también el sábado hicieron lo propio con otra actividad que ya es un clásico de estas fechas: la donación de sangre que llevaron a cabo en el autobús del Centro de Hemoterapia y Hemodonación de Castilla y León que aparcó durante la mañana de sábado junto al paseo del Rastro. Cuenta el presidente de la Hermandad, Sergio Fernández, que en torno a 30 hermanos acudieron a poner su brazo en el autobús

Volviendo al cocido, este año tenía que ser diferente. Los siete años anteriores lo organizaban y lo guisaban los hermanos en los salones parroquiales de San Juan, pero claro, allí se reunían más de 200 personas -tal y como ocurrió el año pasado antes de que se declarara la pandemia- y este año era imposible. ¿Qué han hecho? Sacarlo de allí, encargarlo a un bar «amigo y hermano» y prepararlo para que todo el que quisiera participar se lo llevara a casa. Siete euros era el donativo, 80 las personas que han colaborado comprando su tique para tan suculento plato y además se abrió una fila cero a cinco euros de donativo para completar el fondo con el que ayudar a Manos Unidas y que según Sergio Fernández «está funcionando muy bien». Ese bar amigo que ha participado de esta buena y sabrosa acción no es otro que Don Camilo, ubicado en la calle Vallespín y que está dirigido por una familia de ‘hermanos’ de la Esperanza. Pedro, su mujer Yolanda y sus hijos, se volcaron en poner el fuego en sus cocinas, los huesos frescos, la morcilla, el relleno, los 8 kilos de garbanzos... y sobre todo nervios y dedicación para dar respuesta a este gesto solidario. A los fogones, Yolanda, que se confesaba «nerviosa» y es que le gusta que las cosas salgan bien, «perfectas» a poder ser, y claro, esto «no lo había hecho nunca para tantos comensales». Lleva casi 40 años regentando el bar y por supuesto que entre sus platos y especialidades está el cocido, pero es por encargo y no en tanta cantidad. La cocina es pequeña pero se ha organizado, a costa de no dormir, para poner el broche a esta iniciativa de la hermandad y lo ha conseguido:«Yo creo que la virgen me ha ayudado, ha quedado bien».

Desde luego que el aroma inconfundible de este plato se había apoderado del bar durante el fin de semana y este domingo a eso de las 14 horas empezaron a desfilar los ‘tuppers’ preparados para los 80 comensales. Esta vez tocaba comerlo en casa, tiempo habrá de disfrutar entre amigos, entre hermanos, esperemos que más pronto que tarde.