"La labor del voluntariado de la asociación es inmensa"

B.M
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Dolores Rodríguez Bautista es la actual presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer en Ávila. En su currículo, el tiempo como farmacéutica, y entre sus objetivos, incidir en la prevención de la enfermedad y lograr voluntariado

"La labor del voluntariado de la asociación es inmensa" - Foto: David Castro

Dolores Rodríguez Bautista (Ávila, 1958) ha estado gran parte de su vida relacionada con la sanidad. Es conocida por su papel como farmacéutica (fue ocho años presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ávila) y ahora, ya alejada de 'su oficina', se ha convertido en presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer en Ávila. Una misión que toma en una asociación que ha tenido un duro trabajo en los últimos años por la lucha por conseguir radioterapia, lo que espera que sea una realidad a principios del año que viene, y donde ahora se pone la mirada en seguir con su lucha, en el día a día de la asociación y poner el foco en la prevención. Llegar más a la provincia y aumentar el voluntariado, sobre todo joven, también son objetivos. Además se espera que tras las dificultades este verano en el servicio de Oncología, en octubre se haga realidad la contratación de dos oncólogos.

Dolores, casada y sin hijos, y que también tiene el título de Dietista Nutricionista y estudios de Ortopedia, tiene toda su vida vinculada a Ávila. Conoce la ciudad y ha aprendido a disfrutarla (su tierra y su gente) especialmente en este momento de su vida, más desde que traspasó su farmacia. Quizá esa sensación de sentirse en el lugar en el que tiene que estar venga animada por una infancia que define como «muy feliz». «Soy hija única pero por circunstancias familiares me he criado y pasado muchísimo tiempo con una tía mía que tenía cuatro hijos. Y yo siempre digo que soy hija única por parte de madre y por parte de tía somos cinco», asegura.

Fueron años que pudo disfrutar y en los que pasó mucho tiempo con su abuela. Tiempos pasados pero de los que todavía conserva cosas, entre ellas su amor por la familia.

Según iba creciendo no siempre supo lo que quería estudiar. «Cuando estaba haciendo Bachillerato, primero pensé en hacer Arqueología, después empecé Exactas. Llegué en 1975 a Salamanca, con 16 años, aquello era un mundo completamente distinto. No había salido de Ávila nunca, más allá de excursiones a la Sierra, a Gredos. Además mis padres no tenían coche con lo que cual excursiones en autocar y ya está», señala.

Llegar a Salamanca con esos años y en ese momento la «desbordó un poco» y todavía sonríe a medias cuando cuenta que aprobó un parcial (no recuerda bien la asignatura) para demostrarse a ella misma que podía. Después lo dejó. «Había que hacer un cambio de facultad y muchos que empezamos Exactas pasamos a Farmacia», señala, y lo hizo aunque en su familia no había antecedentes de farmacéuticos y nunca había pensado en esa carrera. Pero el resultado no pudo ser mejor y a día de hoy le encanta la profesión que eligió y que ha desarrollado a lo largo de su vida profesional. 

Estudió en Salamanca y volvió a Ávila al terminar la carrera. Estuvo trabajando haciendo sustituciones en distintas farmacias de la capital y de la provincia. Después trabajó como directora técnica de la cooperativa de Ávila (Cofabu entonces) y en marzo de 1990 abrió su farmacia, en la avenida de la Juventud, y ahí es donde ha estado ejerciendo hasta el 13 de septiembre del año pasado.

«De mi profesión me gusta el paciente, el trato con él y todo lo que se puede hacer en la oficina de farmacia por la salud de las personas», no solo en la gestión del medicamento del paciente sino en prevención, en salud pública.

Cada palabra que dice deja claro la pasión por su trabajo y por eso dejarlo fue un momento de inflexión para ella porque vino más pronto de lo que pensaba. Empezó a hacer las gestiones para el traspaso de la oficina de farmacia y pensó que le iba a llevar más tiempo, pero no fue así. Por eso le queda la sensación de que todavía podía dar más e incluso hoy sigue siendo duro. «Me cuesta muchísimo bajar a la farmacia, ver a mis compañeros, a los clientes-pacientes, me cuesta mucho, pero gracias a la actividad nueva me está sirviendo para llevarlo», dice.

Esa actividad nueva es la que viene de ser la nueva presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Ávila, tomando el relevo de Ignacio Paradinas. No era socia de la AECC y conocía la asociación «como todo el mundo en Ávila porque los últimos años de Nacho Paradinas la presencia de la asociación en la sociedad ha sido muy importante, pero no conocía la asociación. Fue a través de una llamada, que me lo propusieron».

Lo cierto es que, tras dejar la farmacia, la intención de Dolores era dedicarse a tareas de voluntariado. Pero había pensado más bien en colaborar con el Banco de Alimentos o, sobre todo, ayudar a personas mayores a gestionar su medicación, acompañarles cuando viven solos. Porque sí que vio en la farmacia la necesidad de muchas personas que viven en soledad y no son capaces de gestionar su medicación y ahí pensaba que podía aportar algo.

Pero llegó la propuesta de la AECC. Lo estuvo pensando «porque la responsabilidad es mucha, el trabajo de Nacho ha sido excelente y lo estuve pensando porque yo no conocía nada del tercer sector por dentro. Al final me decidí y aquí estoy».

Para llegar a este punto pasó tres entrevistas, más una cuarta con el presidente nacional y a partir de ahí se decidió en el comité nacional y se hizo el nombramiento el 24 de mayo.

«La acogida ha sido excelente y el traspaso con Nacho ha sido muy fácil, hizo un excelente trabajo como presidente y es una excelente persona», asegura. De esos primeros momentos recuerda que venía «de la política profesional farmacéutica y aquí lo primero que me llamó la atención es que la gestión está separada del gobierno y eso que al principio le sorprendió. Pero cada vez voy viendo que debe ser así. El objetivo es común pero esa separación de gobierno y gestión me parece más adecuada».

Como voluntaria de órgano de gobierno, el día a día es muy variado para ella pero mantiene su labor en representaciones, relaciones institucionales, preparación de campañas, de actos, y participación en ellos. «Yo creo que mi tarea es, no solo visibilizar a la asociación, porque creo que la presencia y todo el mundo en Ávila la conoce, sino que creo que debemos profundizar en cuáles son las cosas que nos pueden pedir, las cosas que hacemos, que la gente conozca a qué nos dedicamos en nuestro día a día, que conozcan nuestros programas, que conozcan que trabajamos con las personas dándoles apoyo psicológico, en prevención, la labor del voluntariado que es inmensa, son personas de una calidad humana que te emociona solo pensando en ellos, son personas especiales».

Y ya va pensando en el futuro, en cuál quiere que sea la esencia de su labor. Y, quizá por su profesión, está especialmente preocupada en la prevención. Para ello pretende aumentar la participación de la población en los programas de cribado y quiere que haya más presencia en la provincia. «Es verdad que tenemos siete juntas locales y creo que deben tener una participación más activa e incluso aumentar el número de juntas  porque hay una zona en la que llegamos más difícilmente, en la zona de Gredos-Barco, porque hay junta en Piedrahíta pero no hacia Gredos». Y se trata de una provincia con muchos núcleos de población y pocos habitantes donde también están las dificultades por la orografía.

En ese futuro también está la puesta en marcha de la unidad satélite de radioterapia. La AECC en Ávila ha encabezado la lucha en los últimos años por conseguir este servicio sanitario que evite desplazamientos de los pacientes con cáncer. Ahora llega el momento de recoger los frutos de su lucha y lo hacen con la «esperanza de que en los primeros meses de 2023 la unidad satélite de radioterapia sea una realidad en Ávila porque no puede ser que teniendo la obra hecha, licitada la adecuación del búnker, aquello se demore. Creo y pido que todos los agentes que tienen que participar en que esto se lleve a cabo que piensen que un día de retraso incide en la salud de los que necesitan recibir radioterapia, salud física y psicológica de ellos y sus familias».

También acaban de recibir la noticia de que su petición de que el hospital de día oncológico esté junto a radioterapia (el actual está en el interior del hospital Nuestra Señora de Sonsoles y ahora se desplazará y ampliará a una nave anexa a la de radioterapia, en la zona del aparcamiento de este hospital) será una realidad. «El hospital día para nosotros fue una noticia muy esperada, la hemos acogido con mucha satisfacción, lo único que esperamos es que en el próximo ejercicio presupuestario se dote de presupuesto suficiente para que sea un hecho».

Con estos dos hitos conseguidos ahora están pendientes de trabajar en el día a día, en temas como el servicio de Oncología que ha tenido «dificultades en los meses de verano. Sabemos el sobreesfuerzo de los profesionales del servicio para dar asistencia a los pacientes, sabemos la diligencia de la Gerencia en poner soluciones y esperamos que la solución definitiva, que pasa por la contratación de dos oncólogos, sea realidad en octubre».

La AECC cuenta en Ávila con más de 73 voluntarios y casi 3.500 socios, lo que deja ver la implicación social que tiene esta asociación. Pero se quiere crecer, sobre todo en voluntarios jóvenes, teniendo en cuenta que el voluntariado se presta en muchas áreas, «hay voluntario de hospital, paliativos, testimoniales, domicilio, prevención, pero necesitamos voluntarios más jóvenes porque, y también lo hay en Ávila, tenemos voluntarios por la ciencia, de sede, de captación de recursos».

Por ejemplo, en la marcha contra el cáncer que se acaba de realizar en la ciudad se vio que toda la 'marea verde' de participantes contó con una especial presencia de voluntarios. Y se logró superar las cifras de otros años, con la mayor participación nunca lograda en esta marcha. Esa es la auténtica marea verde que aún les deja «emocionados» en la asociación.

Acciones como la marcha ayudan a dar visibilidad a la asociación pero también a conseguir recursos económicos que son esenciales para poder seguir prestando todos sus servicios que ofrecen de forma gratuita y universal, se sea socio o no. Esta es una de las marcas de identidad de la AECC, que en ella no se discrimina a nadie y siempre están dispuestos a ayudar. Una esencia de la que ahora la nueva presidenta se convierte en ejemplo