Francisco I. Pérez de Pablo

Doble click

Francisco I. Pérez de Pablo


La procesión y las fuerzas vivas

11/10/2022

Una temporada más vuelvo a renovar los votos reafirmando mi compromiso con los lectores de este periódico. En el pasado verano han ocurrido episodios, sucesos y anécdotas diversas que la canícula veraniega ha impedido comentar en tiempo y forma. Algunas están olvidadas y otras será conveniente ir reproduciendo oportunamente. En la antesala electoral municipal recupero un rifirrafe (irán en aumento hasta mayo), cuando a finales del mes de julio, García (presidente de la Diputación) respondió y llamó «charlatán» a Cabrera (alcalde de Ávila), cuando previamente éste pidió la dimisión del primero.
Esta columna coincide con la semana en que se celebra la festividad de Santa Teresa de Jesús. El próximo sábado será día grande como lo fue hace cuatro años (también en una previa contienda electoral), solo que las cosas parecían entonces discurrir por derroteros amables y fraternales. Queda lejos aquel lunes 15 de octubre de 2018 que hoy recupero por sus semejanzas con el momento presente. 
Ávila, casualidad o no, estaba, como ahora, esperando la llegada de un nuevo obispo ya que el designado por el Vaticano –Gil Tamayo– lo fue en el mes de noviembre de aquel año. Recién ascendido tomó posesión hace unos días como arzobispo coadjutor en Granda. En su marcha el prelado ha dejado un mensaje apelando a la rebeldía de la Santa animando a los abulenses a no conformarse y ello porque «en Ávila he visto la desigualdad territorial de España y me duele». Realidad y sinceridad que a pocos meses de una contienda electoral es toda una invitación con objetivos concretos y si me apuran argumentario perfecto para un candidato que ha forjado su crédito político únicamente en la insurrección. 
Volviendo a la festividad de la Santa. Es tradicional la procesión de su imagen por las calles de la capital donde los dirigentes políticos locales –escaparate propicio– se muestren amables y sonrientes acompañando el paso de la Patrona. Aquel año, también por la cercanía de los comicios locales, se congregaron en la Catedral del Salvador todos los electos, aspirantes y también acudió el hoy defenestrado Pablo Casado. La Santa ese año, ante el panorama que se le presentaba, imploró al cielo, y éste envió una torrencial lluvia lo que impidió que sus anderos la llevaran a hombros.  
Recogidos todos en la Catedral fue en la sacristía del templo donde, según algunas versiones, en una improvisada reunión a tres con el líder nacional al parecer se dio el visto bueno a que el entonces presidente de la Diputación –Sánchez Cabrera– encabezará la lista del PP a la Alcaldía de la Capital. El nombre no se confirmó y se fue demorando la designación del candidato hasta diciembre. Con el tiempo justo ya saben cómo se precipitaron los acontecimientos llegándose a aquel mes de mayo con un Cabrera censurado, con partido propio y saliendo ganador en las urnas. 
La situación cuatro años después, como ven, presenta un escenario similar y comparable en la perspectiva del resultado final con la diferencia de que Sánchez Cabrera hoy es el alcalde, ya ha anunciado que repetirá como candidato y hace semanas que está, ya, de propaganda. En el PP. silencios y dudas. En el laberinto del PSOE la candidata designada lo ha sido por descarte. C's está ausente y Vox es una incógnita no exenta de sorpresas. Si el tiempo lo permite el próximo sábado la imagen de la Santa procesionará ante las miradas y plegarias de la clase media trabajadora y acompañada de las fuerzas «vivas».