Editorial

Urge completar el mapa de depuradoras en toda la provincia

Diario de Ávila
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Se ha andado mucho en ese camino, y eso hay que reconocerlo, pero aún no se ha avanzado lo necesario

La información hecha pública el viernes de que la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente (Somacyl) sacaba a concurso las obras de construcción de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) y el emisario de Burgohondo es una magnífica noticia para la provincia de Ávila, igual que lo fue el mes anterior la licitación de las depuradoras de Langa, Muñana, Muñogalindo y Sanchidrián, y también lo que significó la inauguración el pasado verano de esas mismas infraestructuras para la limpieza de las aguas residuales de Pedro Bernardo, Gavilanes y Mijares, pero en el envés de esa lógica satisfacción se esconde la sensación de que en un empeño tan importante para proteger el medio ambiente de la provincia se está avanzando con más lentitud de la deseada.

Viene ya de muy lejos, de más de dos décadas atrás, el proyecto de poner fin a los vertidos libres de las aguas residuales en los cauces junto a los que se asientan los municipios abulenses, porque eran una causa de contaminación tan grave como creciente, una concienciación política y social con puesta en práctica ya inaplazable que, según los primeros planes, iba a comenzar en las localidades más grandes y en las que se encuentran en las cabeceras de los ríos más importantes.

Se ha andado mucho en ese camino, y eso hay que reconocerlo y agradecerlo, pero también hay que reivindicar que aún no se ha avanzado lo suficiente, si se tiene en cuenta que, según datos ofrecidos por la Junta de Castilla y León a finales del pasado año, aún queda la ejecución de 37 depuradoras, de las que cinco obras tienen el convenio y proyecto aprobado –las de Langa, Muñana, Muñogalindo, Sanchidrián y Burgohondo–, cuatro obras están pendientes de aprobación de convenio, diez obras se encuentran en fase de redacción de proyecto y 18 obras están en análisis.

No es mucho lo que falta en términos porcentuales, ante la realidad de que la provincia suma 248 municipios y que la mayoría ya cuentan con ese servicio de limpieza de sus aguas residuales, pero sí lo es si se tiene en cuenta que algunos de los pueblos aún carentes de depuradora tienen una notable población –que se multiplica en los meses de verano, haciendo que el daño a los ríos sea mucho mayor no solamente por la mayor aportación de aguas residuales sino porque con la mengua del agua en el tiempo estival la concentración de esa 'basura' es mucho mayor y más dañina de lo que lo pueda ser en el resto del año–, y por tanto se debería aplicar la máxima celeridad para cerrar por fin el proyecto de llegar a todos y cada uno de los municipios.

Trabajar en serio por cuidar el mundo rural y ayudar a minimizar o parar su sangría poblacional –revertirlo es seguramente mucho pedir– es una labor que puede y debe hacerse desde muchos ámbitos, y uno de ellos, muy importante porque sus resultados son de presente y también de futuro, es el de mimar un medio ambiente que aún, por fortuna, no está demasiado castigado.