La visión de la señora María y los cien años de Ciriaco

M.M.G.
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Ciriaco Martín Rejas, natural de Navatalgordo, ha cumplido cien años acompañado de sus familiares y compañeros de residencia. En la celebración no faltaron ni la tarta, ni el chocolate caliente

La visión de la señora María y los cien años de Ciriaco

No pensé yo llegar a cien años. Pero la curandera de Navandrinal, la señora María, me dijo que Dios me iba a dar muchos años de vida. Y así ha sido». Esto es lo que nos responde Ciriaco MartínRejas, natural de Navatalgordo y nuevo centenario de la provincia, cuando le preguntamos por el secreto de su longevidad. 

Y lo cierto es que nos encanta que en su respuesta recuerde a uno de los personajes más conocidos de la provincia de Ávila, la señora María, casi un mito en Navandrinal y en los pueblos de los alrededores y que, sin duda, acertó de pleno en una de sus predicciones para Ciriaco.

En perfecto estado de salud para sus cien años de vida («la verdad es que no tengo ningún dolor», nos dice a través del teléfono),Ciriaco cumplió un siglo de vida el pasado 16 de marzo y sus familiares y compañeros de la residencia 'ElCerrillo', en Navarredondilla, quisieron celebrar con él una fecha tan redonda.

Una tarta con sus correpondientes velas, chocolate caliente y una banda sobre su pecho pusieron la nota alegre en una jornada que sirvió, ante todo, para recordar la larga e intensa vida de Ciriaco.

Vida que, irónicamente, comenzó débilmente. «Nací muy débil y de pequeño fui débil, pero luego me he ido recuperando», sonríe tímidamente nuestro protagonista, que se casó con Hilaria, otra vecina de Navatalgordo.

Con ella tuvo cuatro hijos, dos chicas y dos chicas, y «unos ocho o diez nietos», nos habla Ciriaco de una familia que pudo acompañarle en su aventura francesa.

Y es que Ciriaco, como tantos otros españoles en los años 40 y 50, tuvo que viajar a Francia para ganarse la vida. «Primero fui yo solo, de mozo, a trabajar la madera», sigue buceando en su memoria. «Pero pronto pude reclamar a la familia», habla así del momento en el que, por fin, pudo llevar al país vecino a sus seres queridos.

Allí estuvieron todos unos tres años, antes de regresar a Navatalgordo, donde vivieron el resto de su vida. «Aunque yo fui con los hijos varias temporadas de la remolacha azucarera», comparte Ciriaco con los lectores de Diario de Ávila

Una buena salud. Ciriaco se encuentra bien, no se cansa de decir. Gusta de comer «todo lo bueno que puede». Y nos cuenta que en la residencia se encuentra muy bien.

Allí le visitan sus hijos siempre que pueden y desde allí prosigue hilvanando recuerdos, como aquella vez que con cinco o seis años estuvo a punto de morirse por dar un trago de aguardiente.

Ciriaco reza mucho.Siempre le ha gustado, nos confiesa en varios momentos de nuestra charla. «Y a la mujer también le gustaba mucho rezar», asegura. Por eso, no nos extraña nada su despedida. «Le deseo mucha salud y que se pueda librar las penas del infierno cuando de este mundo se vaya», dice a esta redactora. Pues eso. Muchísimas felicidades,Ciriaco.

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