"No sé cómo agradecer al abulense su fidelidad"

M.M.G.
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José Pardo es la quinta generación del negocio con más solera de nuestra capital y de uno de los más antiguos de la región: Bazar Pardo.Tras su maravilloso mostrador de madera de nogal sigue atendiendo a su público con la misma pasion que sus antepa

"No sé cómo agradecer al abulense su fidelidad"

En estos tiempos tan complicados que vivimos resulta realmente difícil encontrar gente que hable en clave positiva. Por eso, cuando en tu camino aparecen personas como José Pardo (Ávila, 1962), que pese  las dificultades que, como tantos comerciantes, está atravesando a cuenta de la dichosa pandemia, sientes como si una bocanada de aire fresco limpiara la habitación, dejando una nube de optimismo a la que no dudas en subirte.

Porque José, Pepe para los amigos (es decir, para la inmensa mayoría de las personas con las que trata a diario) lleva con orgullo el apellido de una saga de comerciantes como ya quedan pocas. Pardo. Pocas empresas pueden presumir en pleno siglo XXI de estar cerca de cumplir los 200 años. O de haber llegado a la quinta generación de una misma familia.

Pues Bazar Pardo, unido con hilos invisibles a la historia reciente de Ávila, presume de 171 años de vida. Se fundó ni más ni menos que en el año 1850 en la calle Reyes Católicos, donde hoy sigue atendiendo a diario a abulenses y turistas.

Tras su mostrador de madera de nogal (con tantos años como el establecimiento) se encuentran Pepe, su hermana Sonsoles y su mujer, Carmina. Tres sonrisas ahora escondidas tras las mascarillas. Y tres buenos dependientes siempre dispuestos a resolver las necesidades de aquellos que cruzan el umbral de la que es, sin duda, la tienda más antigua de Ávila y casi con seguridad también, una de las más veteranas de la región e, incluso, de España.

Podríamos decir que entre sus muros creció Pepe. El mayor de cuatro hermanos y de un montón de primos («eso imprime carácter», sonríe al comenzar nuestra charla), Pepe se recuerda desde muy pequeño en el bazar. Su padre era entonces ya la cuarta generación de un negocio que entonces era el sueño de cualquier niño. También de Pepe. «En Navidad, la tienda se llenaba de juguetes», empieza a hilvanar recuerdos nuestro protagonista, que entonces tenía muy claro que la tienda de su padre era el almacén en el que los Reyes Magos dejaban los juguetes a la espera de poder repartirlos entre todas las casas. «Todo estaba lleno de juguetes, también los dos pisos de arriba», se le iluminan los ojos como lo hacían entonces al evocar aquellas sensaciones.

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

Pienso en Ávila como mi ciudad y como la de mis paisanos. Tengo un entendimiento con la gente de Ávila fantástico.Me encanta la gente de Ávila y lo que me gustaría mantener siempre es ese contacto. 

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

De Ávila me gusta sobre todo la tranquilidad y lo bien que se vive en Ávila. Es una ciudad magnífica para vivir en cuanto a tranquilidad, distancias, movilidad... ¿Qué hay que mejorar algo en accesibilidad? Es cierto. Se ha hecho mucho pero se puede hacer mucho todavía. 

¿Y lo que menos?

 Que nuestros hijos, nuestra gente joven se tiene que ir fuera de Ávila. Cuando terminan su época de estudios elementales se tienen que ir fuera a estudiar una carrera y ya no vuelven. No tenemos industria. No tenemos nada.  

Un lugar para perderse…

Aquí en Ávila, el paseo del Rastro. Un sábado por la mañana temprano para dar un paseo es extraordinario. Y en la provincia, Gredos. Soy montañero, soy pescador, soy senderista, me gusta ver los bichos... La parte de Hoyos del Espino hasta El Barco de Ávila me encanta.

Un recuerdo de la infancia…

Los veranos en casa de mi abuela, con la pandilla, con los muchachos. Jugando a la pelota, a las chapas, los paseos a Sonsoles, las novenas con mi abuela...

Un personaje abulense que le haya marcado.

Admiro a Santa Teresa como lo que ha sido: una mujer que en su día fue muy valiente y que lo que hizo no era la época para hacerlo, pero ella fue capaz. 

El mayor cambio que necesita Ávila ...

Aquí algo está fallando cuando nuestros hijos se tienen que ir fuera. Tenemos que intentar buscar una solución para ello. Y lo que a mí se me ocurre es que haya industria para que puedan trabajar y mejorar mucho las comunicaciones. Necesitamos que la gente pueda teletrabajar, estamos en la era de las redes sociales.  

Y Ávila tiene que mantener…

El carácter abulense hay que mantenerle. Y la cercanía de la gente. Eso es lo que no se puede perder. Tenemos que tenerlo siempre por encima de todo, porque existe y tiene que existir. 

¿Qué le parece la ciudad hoy día?

Pues puede mejorar. Está muy bien, se han hecho muchas cosas. Hay que hacer cosas más accesibles para que todo el mundo pueda acceder a una ciudad con muchos rincones que ver, no sólo la Muralla. Todo eso hay que enseñarlo y hay que saberlo vender.  

¿Cómo ve Ávila en el futuro?

Con optimismo moderado. Yo soy optimista por naturaleza. Pero a corto plazo te cuesta ver una solución a todos estos problemas. Pero yo creo que entre todos podemos. De hecho, hay muchas familias de Madrid que con la pandemia se han venido a vivir a Ávila. Porque en Ávila se vive muy bien.

¿Qué puede aportar a la provincia de Ávila?

Yo no puedo aportar mucho. Pero tengo un pequeño proyecto en redes sociales, que me encantan, y tengo una página de Instagram con la que estoy intentando que el mundo vea Ávila a través de la fotografía. Es @josepardosantamaria.