El intenso frío que reinó hoy en Ávila no impidió que, un año más, el domingo siguiente al 17 de enero, numerosos abulenses cumplieran con la tradición de buscar la protección de San Antón para sus mascotas acercándoles hasta el exterior de la Basílica de San Vicente para que fueran bendecidas. Entre ellos, Pepe y Silvia, que se desplazaron desde Salobral junto a sus cuatro perros de raza terranova, canes imponentes en tamaño pero «muy amorosos, sobre todo con los niños», nos contaba ella mientras explicaba que, por razones obvias, son animales que necesitan espacio y aire libre. «Les encanta la nieve y el frío y en varios países están homologados para el salvamento acuático», de ahí que un par de veces al año la familia al completo se acerque hasta el embalse del Burguillo para que sus perros disfruten nadando en esas aguas. Este domingo no era la primera vez que la pareja traía a sus perros en busca de la bendición de San Antón, una tradición que dejaron de seguir tras la pandemia y que este año han recuperado.

Entre quienes se abrigaron bien para no faltar a la cita con San Antón estaba también Isidoro García, todo un veterano en estas lides porque, según nos dijo, lleva «25 años viniendo a la bendición». Este año lo hizo con Pancho y Pupi, dos preciosos perritos de raza pomerania. «Para mí es ya una tradición que quiero seguir cumpliendo, empecé trayendo al perro que tenía antes, cuando apenas se veían perros pomerania, pero después de once años aquel se nos murió y ahora traigo a estos dos pequeños», comentaba, orgulloso de sus mascotas.

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