Cayetana de Silva, la décimo tercera duquesa de Alba, regresó este viernes a Piedrahíta, la villa que, junto con Sanlúcar de Barrameda, eligió como lugar de residencia cuando, ya viuda, decidió abandonar Madrid. Lo hizo gracias a la visita temática 'El alma de Cayetana', actividad organizada por la empresa Excelencia Rural que dirige Rodrigo González Labrador, gran conocedor de la historia de la aristócrata más importante del siglo XVIII y con contrastada experiencia en la organización de actividades similares que se han desarrollado en propiedades de la Casa de Alba como los palacios de Dueñas (Sevilla) y Monterrey (Salamanca).
Durante esta visita temáticas se representaron varios de los Caprichos de Goya, la serie de grabados con los que el pintor representó una sátira de la sociedad española de finales del siglo XVIII, sobre todo de la nobleza y del clero. Así, entre los Caprichos que cobraron vida en esta visita, Tántalo, que el artista pintó durante una de las estancias que, invitado por la duquesa de Alba, pasó en Piedrahíta; el dedicado a la Vendimia o Volavérunt, que se representó en la capilla de las ruinas de Santo Domingo. Además, esta actividad también sirvió para «evidenciar la impronta de la décimo tercera duquesa de Alba en la vida de esta villa». Así, durante la actividad se realizó un recorrido no solo por aquellos lugares de Piedrahíta donde de un modo u otro la presencia de la duquesa tuvo alguna relevancia sino que también se representaron algunos de los retratos que Goya hizo de Cayetana de Silva como el de 'La Duquesa de blanco', que pintó en 1795, o aquel en el que la retrató de luto. La visita no solo contó con parte teatralizada sino también con música y en este caso con la que sonaba a finales del siglo XVIII y con la participación de artistas de la zona como Vega Almohalla, entre otros.
Tal y como explica González Labrador, con esta visita no solo se buscaba dar a conocer la estrecha relación entre la décimo tercera duquesa de Alba y Piedrahíta sino también «dar identidad y utilidad a espacios olvidados» de esta localidad con el objetivo de que tanto visitantes como residentes «protejan el patrimonio recibido que están perdiendo su identidad».
manto de la virgen. Uno de los momentos más especiales de esta visita fue la presencia del manto de la Virgen de la Vega, que donó en el siglo XVIII la duquesa de Alba. La recreación de este momento histórico se acompañó con la interpretación de la canción original que se interpretaba en la procesión en la que se subía la Virgen de su ermita a la villa y con el baile de dos danzantes locales.
La visita duró dos horas y durante la misma los visitantes pudieron conocer más detalles del proceso constructivo del palacio y de sus jardines, así como de la vida de la décimo tercera duquesa de Alba y de otros artistas de la época que formaron parte de su cohorte y de su grupo de amigos y entre los cuales, además del propio Francisco de Goya, también se encontraban los poetas Arriaza o Menéndez Valdés.