Tras el «estrés» inicial, llega la calma a los colegios

M.M.G.
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Los centros educativos manejan la posibilidad de que los alumnos no regresen a las aulas este curso y se organizan para hacer la situación «sostenible», según el director provincial de Educación

Tras el «estrés» inicial, llega la calma a los colegios

Adaptarse a la nueva situación impuesta por el estado de alarma decretado a causa de la pandemia de COVID-19 no ha sido fácil para nadie. Y mucho menos para los centros educativos, que casi de la noche a la mañana se vieron obligados a reinventarse para sacar adelante el curso escolar teniendo a alumnos y profesores encerrados en sus domicilios.

Fue el viernes 13 de marzo cuando la Junta de Castilla y León hizo oficial un rumor que ya corría por los pasillos de colegios e institutos: se suspendían las clases presenciales. Eso generó un «estrés» inicial que ahora ha evolucionado hacia una situación más estable, como comenta para Diario de Ávila Santiago Rodríguez, director provincial de Educación

«Toda la comunidad educativa se ha puesto las pilas a marchas forzadas para atender a los alumnos de manera no presencial y de la mejor manera posible», destaca el director provincial, que nos descibre cómo en cada centro los equipos directivos se pusieron rápidamente manos a la obra pese al estrés. «Hubo una reacción bastante buena por lo que quiero aprovechar para dar las gracias a todos los equipos directivos», lanza este mensaje Rodríguez, que quiere destacar, sobre todo, la solidaridad que ha surgido en las aulas en estos complicados momentos.

Solidaridad que viaja en distintas direcciones. En primer lugar, en lo que a los alumnos se refiere, ya que, como apunta el director provincial, no todos los estudiantes tienen las mismas posibilidades de acceso, por ejemplo, a las nuevas tecnologías. Por lo que en todos los centros se trabajó concienzudamente por conocer la situación de cada estudiante para, así, poder ayudarle en función de sus necesidades particulares.

Pero también de solidaridad entre los propios profesores. «Se ha producido un movimiento de solidaridad entre ellos de ayuda, de colaboración, que es muy gratificante», aplaude Rodríguez este ‘todos a una’ autoimpuesto de manera unánime en los centros educativos

«Todos los maetros se han puesto al servicio de los demás», abunda en la idea el director provincial, que habla, por ejemplo, de cómo los que tienen más control de las TIC ayudan a los que no dominan en igual medidas las nuevas tecnologías.

Y todo eso ha hecho que ese estrés inicial del que hablábamos al principio haya evolucionado hacia una situación más estable, tanto para los alumnos como para las profesores. «No es una situación ideal», reconoce el responsable de la Educación en la provincia, «pero vamos bien».

Una situación en la que, por cierto, flota constantemente en el ambiente una pregunta: ¿cuándo se podrá volver a las aulas? «Esas son decisiones más que de Educación de Sanidad», expone Rodríguez, que reconoce no disponer aún de información al respecto y que, de momento, sólo puede atreverse a apuntar que «se volverá cuando se pueda», aunque no se descarta la posibilidad de que los alumnos no puedan volver a sentarse en sus pupitres este curso.

avanzar. Lo que está claro para el director provincial es que «no va a ser una vuelta inmediata» y que ahora, la prioridad, es ir adaptándose a la nueva situación, estabilizarla y tratar de seguir avanzando. «Especialmente en los grupos superiores», subraya Rodríguez, para el que en estos momentos resulta fundamental «reflexionar y ver cómo se puede hacer esta situación sostenible en el tiempo».

Para ello, avanza Rodríguez, habrá que asumir, entre otros aspectos, que quizá no sea posible abarcar todo el temario propuesto a comienzo de curso. «Habrá que ir al contenido más significativo, ir centrándose poco a poco en ello y tratar de sacarlo», reflexiona el director provincial, que aporta más información. «La idea de la Consejería es que el curso hay que sacarlo de la mejor manera posible y en esa línea están trabajando los centros», recalca, e insiste en que el curso no se ha abandonado en ningún momento. Es más, insiste en que «los alumnos tendrán que pasar el curso».