«Nunca ha sido tan fácil como ahora manipularnos»

David Casillas
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Pedro Baños, escritor y militar leonés especializado en geoestrategia, seguridad, terrorismo yihadista e inteligencia, cerró ayer el ciclo 'Literarios' de Fundación Ávila hablando de la interconexión en la que vive todo el mundo y de sus consecuencia

«Nunca ha sido tan fácil como ahora manipularnos» - Foto: Isabel García

Pedro Baños, escritor y militar leonés especializado en asuntos de geoestrategia internacional –entre otros cargos ocupó el de jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Ejército Europeo en Estrasburgo– que ha compartido su mucha experiencia en ese campo en cinco libros publicados desde el año 2017 (todos ellos en Planeta), cerró este lunes el ciclo 'Literarios' 2022-2023, que organiza Fundación Ávila y coordina Gemma Orgaz, encuentro con sus lectores y seguidores en televisión en el que habló, desde esa autorizada visión que tiene de la política nacional e internacional, de asuntos tan relevantes como la información, la manipulación, la seguridad y los riesgos  que bullen en las redes sociales.

Viene a participar en un ciclo sobre literatura pero a hablar de geopolítica, suena interesante por ser un tema que a todos nos afecta aunque no seamos muy conscientes de ello.

Ávila era una de las tres o cuatro capitales de provincia de España en la que no había estado para presentar mis libros, y tengo que decir que he venido encantado. Y sobre la importancia que tiene la geopolítica creo que es mucha, porque ahora mismo es lo que está marcando nuestras vidas y lo está condicionando todo. Es un tema que cuando me propuso la editorial Planeta escribir sobre él un primer libro, en el año 2015, apenas se utilizaba, quitando muy pequeños mundos académicos y el ámbito de la inteligencia militar, pero ahora vemos que ha evolucionado tanto el mundo que todo lo que pasa en cualquier lugar nos repercute, y además vemos que cada vez de manera más instantánea y universal. Por tanto es un tema que nos preocupa, y que nos debe preocupar mucho a todos.

No hay más que fijarse en las declaraciones realizadas hace unos días por generales estadounidenses que avisaban de que pueden entrar en guerra con China, ya una guerra abierta, convencional, de alta intensidad, en el año 2025. ¿Pero cómo no nos va a preocupar todo lo que está sucediendo?

Pensemos también en cómo nos afecta la terrible guerra en Ucrania, incluso en nuestra vida diaria. Por lo tanto, la geopolítica nunca ha sido más importante que ahora.

¿Vivimos en una aldea global ya en todos los sentidos?

Totalmente; queramos o no estamos completamente entrelazados unos con otros, sólo pensemos en lo que significa algo tan sumamente novedoso y que nunca había existido como es esta hiperconexión que permiten los medios, lo cual hace que estemos viendo y viviendo lo que sucede en la otra punta del planeta prácticamente como si lo tuviésemos aquí al lado.

¿La capacidad de previsión con la que solemos jugar es así más fácil o hay que dejar mucho a lo inesperado?

Es muy complejo saberlo, porque también hay otra característica novedosa que es lo que yo denomino la aceleración de acontecimientos, que vemos que todo se precipita y, por tanto, es muy difícil hacer un pronóstico a medio plazo porque puede cambiar de la noche a la mañana. Nadie pensábamos, o la inmensa mayoría de los analistas militares, civiles y diplomáticos no pensábamos, que por ejemplo Rusia llegara a invadir Ucrania, y ocurrió… o pensábamos que en caso de producirse sería algo muy corto que se resolvería en días, y llevamos prácticamente un año.

Nos sirve para que veamos la complejidad de todo, y para saber que si hacemos ahora mismo un pronóstico fidedigno de lo que puede pasar seguramente estaremos abocados también a equivocarnos.

Hay ciertas tendencias, es cierto, porque al final esto se venía digamos que 'mascando' desde hacía tiempo, y sabemos que este enfrentamiento entre China y Estados Unidos que está marcando el ámbito geopolítico es algo obvio, pero qué puede generar y cuándo se puede terminar de concretar es algo impredecible.

¿Volveremos a una guerra fría entre dos grandes bloques, uno liderado por Estados Unidos y otro por Rusia y China, o dar ese paso atrás es complicado e incluso peligroso?

Quizás estamos ya en ello. Lo primero que tenemos que entender es que estamos viviendo un verdadero punto de inflexión histórico, en el sentido de que el mundo que conocíamos hasta hace muy poco tiempo ya no existe. Ahora hay dos bloques claramente enfrentados: uno todavía llamado 'mundo occidental', que somos una minoría dentro del planeta y que somos los que estamos en cierto modo en declive, liderado por Estados Unidos, y otro bloque que no sólo son China y Rusia, aunque lo son principalmente, y que conforma más de la mitad de la población mundial. 

Y es 'guerra fría' porque de momento sólo se hace con instrumentos económicos, con la guerra denominada cognitiva; aún no hemos entrado, afortunadamente, en una confrontación directa entre estos países, aunque cada vez tiende a ser más directa por todo lo que estamos viendo de enviar carros de combate y de hablar de enviar también aviones o misiles de largo alcance a Ucrania, que en cierto modo es empezar a hablar de una confrontación que ha dejado de ser fría para empezar a ser bastante caliente.

O sea, que de la I Guerra Mundial, de la II, de Corea o de Vietnam hemos aprendido muy poco.

Pues no aprendemos nada porque los seres humanos al final estamos sometidos o condicionados por nuestras pasiones, nuestras emociones, nuestros pecados capitales, y uno de ellos clarísimamente es el ansia de poder. Esto lo explicaba muy bien en el libro anterior, en El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, reinterpretando y actualizando la obra El Príncipe, donde digo que al final esas ansias de poder y de imponer la voluntad al prójimo son eternas, y se pueden materializar de forma distinta, pero al final lo que es el concepto como tal es eterno, y lo vemos de forma constante.

Así las cosas, ¿cómo afrontamos el futuro cercano, con pesimismo, con optimismo, con incertidumbre?

Yo creo que el futuro inmediato hay que afrontarlo con realismo, y eso significa que los ciudadanos tenemos que exigir que no nos lleven a aventuras bélicas que en muchos casos no tienen nada que ver con los intereses de verdad de nuestro país ni de nuestros conciudadanos. Ahí tenemos que ser muy exigentes, y tenemos que tener los ojos muy abiertos porque nunca ha sido tan fácil como ahora convencernos y manipularnos.

Estamos viendo en algunas encuestas cómo más de la mitad de la población española estaría dispuesta no solamente a enviar carros de combate sino también a enviar tropas a Ucrania, es decir, involucrarnos directamente en una guerra, y creo que está claro que las personas que apuestan por ello no conocen el significado de los horrores de una guerra, porque afortunadamente llevamos en paz en Europa desde hace mucho tiempo, exceptuando lo ocurrido en los Balcanes (en los años 90) y ahora en Ucrania. Pero evidentemente esa guerra sería un desastre total que la gente no es consciente de lo que significa.

O sea, que aunque hablemos de decisiones políticas al más alto nivel el ciudadano tiene algo que decir, que puede decidir algo al respecto.

Deberíamos decidir algo al respecto, porque se supone que en los países democráticos el soberano es el pueblo, pero lo que ocurre es que la realidad tira por tierra bastante la teoría, porque estamos viendo, una vez más, que somos tan fácilmente sugestionables, tan fácilmente condicionables, y más hoy en día con todo lo que permite la tecnología, que hacen con nosotros lo que quieren y son capaces de convencernos incluso de barbaridades como la de llevarnos a la guerra.

¿La redes sociales juegan un papel importante en esta situación que denuncia?

Juegan un papel importantísimo. Antes se decía que el cuarto poder eran los medios de comunicación, pero para mí hay un quinto poder que son ahora mismo las redes sociales, en donde también actúan, y de manera cada vez más activa, tanto los ejércitos como los servicios de inteligencia, precisamente para intentar imponer sus narrativas y también para condicionar a todos los usuarios . Pensemos que cada día en el mundo se conectan a alguna red social más de 4.000 millones de personas, por lo tanto el interés en condicionar a todas esas personas es masivo.

¿Otro caso más de una herramienta en teoría inocente pero que tiene detrás a personas que juegan con intereses muchas veces espurios?

Absolutamente, aunque de inocentes las redes sociales no tienen lo más mínimo. Pensemos ahora mismo, aunque no ha salido en ningún medio de comunicación precisamente por las implicaciones que tiene, en el escándalo mayúsculo que nos está desvelando Elon Musk desde que adquirió Twitter con los twitter files, de cómo fueron capaces los servicios de inteligencia estadounidenses, a base de presionar a los directivos de Twitter, de condicionar e inducir al voto a todo un país como Estados Unidos, que presume de democracia y que se ha empeñado en expandirla por el mundo, para que veamos que los ciudadanos en realidad somos cada vez más títeres, más de lo que siempre hemos sido, pero ahora mismo quizás de una manera muy llamativa. Aunque no nos demos cuenta de ello, precisamente porque todos esos subterfugios o esa manera espuria de condicionar las redes la saben hacer de una forma muy sibilina.

Se supone que tiene mucho más riesgo que te condicionen sin saber tú que lo hacen que si ya lo sabes y estás preparado para defenderte.

Sí, así es, porque además han conseguido que entremos en un estado de apatía que les interesa mucho a las élites, que entremos en un estado de falsa democracia, que en realidad es una ilusión de democracia la que estamos viviendo, precisamente por esa capacidad de condicionarnos no solamente ya a través de los medios de comunicación tradicionales, sino muy especialmente a través de las redes sociales.

Hay que pensar que la televisión convencional, y eso lo podemos ver en las estadísticas del año 2022, se ve cada vez mucho menos, y que sobre todo los más jóvenes lo ven todo a través de redes sociales y de otras plataformas, y por lo tanto ahí hay un interés masivo para condicionar a las poblaciones a través de esos nuevos medios.

¿Tenemos que prepararnos para un futuro menos cómodo que el que estamos viviendo ahora en el primer mundo?

Pues no debería ser así pero vemos que hay alguien empeñado en que sí lo sea, porque nos están diciendo que no sabemos consumir, que no sabemos gastar energía..., estamos retrocediendo en todo lo que en su momento fueron avances de libertad, de tener tu propio vehículo, de poderte mover a tu libre albedrío, de poder disfrutar de una serie de comodidades. Da la impresión de que nos están convenciendo de que tenemos que dar marcha atrás, y no las élites sino el pueblo, y lo curioso es que son capaces de convencer a una parte de la población de la bondad de esas medidas, de retroceder, que ya es el colmo de los colmos. 

Y esa situación la estamos viviendo claramente por ejemplo en el tema habitacional, que antes todos aspirábamos a tener nuestro propio domicilio y ahora resulta que nos están vendiendo como maravilloso el co-living, que es poder vivir en comuna mucha gente en un piso, incluso que se adquieran pisos entre varias personas. No nos damos cuenta de que estamos retrocediendo como sociedad, pero lo hacen de manera tan hábil que al final nos convencen de lo que quieren, incluso de la bondad de estos nuevos retrocesos.

¿Están jugando a meternos miedo porque saben que cuando alguien tiene miedo es mucho más vulnerable?

Absolutamente. Eso lo explicaba muy bien en el libro El dominio mental. La geopolítica de la mente, que el miedo es uno de los mejores sistemas para controlar a las poblaciones, porque cuando tú tienes miedo y alguien te ofrece que a cambio de cederle tu libertad y tu seguridad, o al menos una parte de ellas, él te garantiza que va a acabar con eso que a ti te produce miedo, evidentemente te entregas a él en cuerpo y alma. 

El miedo ha sido tradicionalmente un gran controlador social, lo sigue siendo, y además hoy lo utilizan con gran maestría.

¿Si hubiera un decálogo con las medidas que podemos tomar los ciudadanos para intentar revertir  esa situación, para intentar que nos manipulen menos y ser un poco más libres, cuáles serían?

Lo primero es que tenemos que ser muy críticos, dudar de toda la información que nos llega, intentar abastecernos de información de fuentes muy variadas, porque la crítica es al final la que nos ha hecho sabios, como decía Descartes. También hay que tener en cuenta que cuando hay una noticia que nos emociona mucho debemos dudar de ella porque a lo mejor es totalmente intencionada; y asimismo debemos ser conscientes de que no podemos perder nuestros valores fundamentales, en el sentido de que en una democracia los ciudadanos debemos ser los que llevemos la batuta, y para llevar la batuta lo que tenemos es que empezar por elegir a verdaderos líderes que se preocupen por la sociedad, que no se preocupen por su propia supervivencia o la de su partido político, porque necesitamos al mejor al timón de nuestra nave, una nave que si no puede correr el riesgo de chocar contra los arrecifes.