Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Mala baba

28/07/2022

Como el Perú, no sabemos cuándo se jodió, pero como si fuéramos andinos, desde hace una temporadita la política regional yace en los extremos verbales y en el desaliento narrativo. Todo son broncas, maximalimos, malos modos. Una zaragata que lejos de amainar, experimenta un desbordamiento cuyo encono se podría decir que es insoluble.

El templo de la palabra, las Cortes, siempre fue una trinchera disputada, pero desde no se sabe muy bien cuándo, se la ha añadido un vertedero donde todo depósito verbal tiene su cabida. Lo peor no es la técnica, que sería la lid parlamentaria, sino la impericia, la insolvencia verbal de la mayoría de los intervinientes, en su mayoría ayunos de cualificación oral y dotación dialéctica. Púgiles poco duchos y peor entrenados que en un descuido le enchufan un puñetazo al aire o al árbitro.

Esta obsolescencia se ha incrementado con las redes sociales. Estos últimos días, la minoría que seguimos esos soportes, asistimos entre atónitos y desesperanzados a la kermesse de dicterios con que se acribillan entre sí. Lamentable exhibición cuya abyección se incrementa por tratarse de la tragedia de los incendios, que se diría que mientras muchos sufren otros se justifican en sus bullas.

Ahora que termina el curso político me gustaría pedir a la dirigencia que examinen en la playa su conducta y la corrijan para la próxima temporada. Un poco más de urbanidad, estilo, don de la oportunidad y sobre todo empatía con los ciudadanos. No necesitamos "hooligans" que se dediquen a drenar bajas pasiones. Necesitamos gente que resuelva problemas y no cree otros nuevos. Necesitamos políticos modernos no vociferantes tuiteros en conducta adolescente y con sueldo de catedrático. Sólo con que se solventara eso, la reflexión del verano habría sido fértil. Feliz descanso estival.