El escritor y profesor abulense Eduardo Blázquez ha publicado recientemente un nuevo libro, el que hace el número 33 en su trayectoria creativa en ese campo, un trabajo de reflexión e implicación personal en el que –dando continuidad a su pasión por todo lo que tiene que ver con el arte, la historia, el pasado, la simbología y una cierta rebeldía intelectual que ayuda a redescubrir todo lo que ya conocemos desde una perspectiva con bastante de erudita y quizás un poco de provocadora (en el mejor sentido de la palabra, el de espabilar a la mente para que no se aletargue)–, transita con originalidad y osadía «entre lo apolíneo y lo dionisíaco».

Éxtasis en flor es el título de este libro, en el que Eduardo Blázquez comparte autoría con Begoña Moares Segurola y Errikarta Rodríguez, un viaje intelectual sostenido fundamentalmente sobre la estética que el profesor abulense explica que lo que ofrece al lector es, en esencia, «una reflexión que a lo largo de la historia del arte se ha desarrollado de una manera poco profusa, poco arriesgada, y lo que hacemos nosotros es un planteamiento del siglo XXI para aquello que se inició en la antigüedad, cuando la representación del éxtasis, del phatos, de lo dramático llevado a lo sublime, estaba en las danzas dionisiacas».

Tras el prólogo y la introducción, el libro reparte su contenido en ocho capítulos, titulados muy gráficamente Reflejos de Amor y Muerte en la piel de los sátiros, Éxtasis en la Soledad del Desierto, Hércules y Anteo en flor, Jacinto para Apolo, Dédalo e Ícaro, dorados por el Sol, El Nacimiento de Hércules, Ofelia es la Flor de Atlas y El Valle del Egozkilore, el musgo, para cerrarse con un epílogo dedicado al 'Velo Alegórico del éxtasis'.

tema «muy abulense». Ese tema del éxtasis que aborda el libro, asegura Eduardo Blázquez, es un asunto «que conocemos muy bien los abulenses, ya que es el del éxtasis de santa Teresa, que tiene que ver con el misticismo y demás, pero que en origen está en ese paganismo exacerbado, visceral, sensual, sensitivo, muy unido a las danzas y a la técnica de los paños mojados que expresaba los movimientos».

De esa experiencia milenaria y todos sus antecedentes y consecuentes «hemos partido los tres autores del libro, con el objetivo principal de recuperar sobre todo la parte del éxtasis que era una expresión fundamental para tratar el drama, como ocurre en el Laoconte», un campo en e que «Begoña y yo hemos trabajado más quizás esa parte más espiritual del misticismo, del trance llevado a todo el territorio lumínico de la corriente neoplatónica».

Muy seguro de que «una parte importante de nuestro presente está siempre en el pasado», comentó Eduardo Blázquez que «creo que en cualquier mirada a lo que fue, y que en parte sigue siendo, tiene que haber siempre un componente de experimentación, de riesgo, que nosotros lo hemos planteado sobre todo desde el plano performativo; por ejemplo yo me he vestido de flores para representar desde una clave masculina el mito de Ofelia y el éxtasis de Ofelia pintado por la corriente prerrafaelita».

En la misma línea, añadió, «compañeros de Errikarta y él se han desnudado y han ido al desierto para representar el éxtasis, y en ese plano performativo es en el que nos hemos arriesgado»; aunque no sea nacida en nuestra provincia, siguió explicando, «la que es más abulense del grupo es Begoña, que lo que ha hecho es meterse en un bosque con muchos velos y representar y dialogar con el éxtasis de santa Teresa y con la escultura de Bernini, pero llevado todo ello al bosque de Ibarrola (escultor vasco que durante años residió en Ávila y pintó numerosas piedras en Garoza, Muñogalindo), a quien ella ha conocido».

En conjunto, manifestó a modo de resumen, «hemos abordado el tema del éxtasis desde ese plano y luego también en el de la reflexión, porque es en realidad un ensayo, es una reflexión desde el pasado hasta el presente sobre lo que es el éxtasis o lo que ha sido a lo largo de la historia», una indagación intemporal para la que «hemos trabajado en el plano teórico y en el práctico, en el concepto también de lo que es un ensayo como reflexión, y al tiempo que representábamos el éxtasis a lo largo de la historia hemos corrido muchos riesgos».

La obra, un trabajo que se define en el prólogo como « un libro de flores lumínicas sobre la piel, la iconografía de los cuellos se eleva para consolidar algunas de las expresiones del trance interior; el manuscrito recorre senderos serpenteantes, para recoger flores que permitan renacer la exploración del jardín corporal», se presentará el 16 de enero en la ciudad de Bilbao.